El Madrid sufrirá los cuartos
El gran primer tiempo de Beckham y Raúl, autor de dos goles, fue lo mejor de un equipo que acabó agotado y dominado por el Bayern
La Copa de Europa siempre ha sido el lugar en el que el Real Madrid ha construido su leyenda, un paraíso al que acude cuando la situación en casa es complicada y los cuchillos vuelan afilados desde la grada. Sin embargo, esta vez había argumentos de sobra para pensar que la película iba a acabar mal. Mal juego, la grada indignada con el equipo y un entrenador, Fabio Capello, que no se sabe si está dentro o fuera. Pero para arreglarlo todo estaba el Bayern, un conjunto que como el Madrid tiene más historia que presente, que se pudo convertir en el mejor aliado para alegrar la noche al madridismo. Sin embargo, este Madrid que terminó agotadísimo físicamente no da para mucho más y terminó dando gracias por el resultado.
Si los mayores problemas del Madrid están en el Bernabéu, el 3-2 final, uno de los peores resultados en Europa, invita a pensar que el conjunto de Capello, o de quien sea entonces, aún tiene opciones de estar en la siguiente ronda después de visitar el Allianz Arena, lo más moderno y lo único que merece la pena de este Bayern.
Fabio Capello renunció una vez más a sus creencias, aunque uno ya no sabe cuáles son las creencias del italiano o si las tiene, y presentó una alineación impensable en el más arriesgado de sus planteamientos pasados. La ausencia de Sergio Ramos en el lateral derecho le permitió trasladar a esa posición a Torres, indiscutible para Capello, y dar entrada a Roberto Carlos en la izquierda. Helguera continuó siendo pareja de ese desastre de central que es Cannavaro. Pero la principal novedad se vio en el centro del campo, donde Gago y Guti formaron una pareja con más imaginación que quite y en la que el trabajo lo puso el argentino. ¡Qué lejano queda ya ese dúo formado por Emerson y Diarra que hacía daño a los ojos! Beckham, el más decisivo de la noche junto a Raúl, se mantuvo en la derecha, Raúl apareció por la izquierda y Gonzalo Higuaín ocupó la mediapunta. Van Nistelrooy fue el nueve, como siempre, no hay otro.
El Real Madrid salió concentrado, con ganas, como sólo lo hace en la Copa de Europa y no tardó en obtener beneficios. Apenas había recorrido diez minutos el reloj cuando Van Nistelrooy rompió la defensa alemana con un espectacular pase entre líneas y Raúl se deshizo del viejo Kahn para celebrar el primero. Se creyó el Madrid con medio trabajo hecho, grave error ante un conjunto alemán, aunque sea este Bayern. La consecuencia fue que en un saque de falta muy mal defendido, en especial por Cannavaro, Lucio aprovechó para cabecear con tranquilidad y recuperar el equilibrio en el marcador.
Desaparece el Madrid
Pero el Madrid de la primera parte era otro Madrid, no se arrugó, apareció Beckham y a balón parado dio un golpe casi definitivo al choque. El inglés primero sacó un córner, Helguera se anticipó de cabeza a sus marcadores y Raúl remató bajo el larguero. Respiró el Bernabéu, que acabó por quitarse el susto de encima cuando Beckham lanzó una falta, Helguera peinó ante la pasividad de la defensa del Bayern y Van Nistelrooy, totalmente desmarcado, batió a Kahn, que no se tira al suelo, parece que se acuesta.
Sin embargo, por muy bien que parezcan ir las cosas, siempre tiene que aparecer Casillas para que el Madrid no pierda. Con sus compañeros todavía saboreando el tercer tanto, Iker detuvo un envenenado disparo de Makaay. Se cerró ahí la primera parte y la superioridad del Madrid, que en el segundo tiempo pasó demasiado tiempo cerca de Casillas. Renunció al ataque, por convicción, porque el Bayern empujó más o porque no da para más. Quizá por un poco de todo.
El Madrid perdió el centro del campo, donde Gago y Guti, agotados, fueron incapaces de sostener al equipo, como incapaz fue Capello de reaccionar para revertir la situación. Es cierto que debió sustituir a Roberto Carlos e Higuaín por lesión, pero eso no justifica la falta de ideas del banquillo para cambiar una dinámica que sólo podía llevar a lo que llevó. Salió Robinho, pero como si no, porque cada día lo hace peor, desapareció Beckham y el Bayern se terminó comiendo al Madrid. Recortó distancias casi al final, gracias a Van Bommel, que celebró el tanto con cortes de manga a la grada. Les faltó elegancia a los alemanes, porque nunca la han tenido, como les falta juego y clase. Y pudo ser peor si Casillas no hubiera sacado dos manos espectaculares. Siempre tiene que aparecer Iker, pero esta temporada no es suficiente sólo con el portero.
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