Messi salva una noche negra
Un gol en propia puerta de Puyol parecía ajusticiar a un flojo Barça en Bremen. El doble duelo con el Chelsea ya no adquiere tintes tan dramáticos para el campeón gracias al empate casi al final del argentino
El Werder no ganaba desde el 19 de agosto. Y casi vence al campeón de Europa. El juego del Barça fue preocupante. Ni rondo, ni ritmo. Y se lesionó Eto'o. Noche aciaga hasta que igualó Messi para mitigar el desastre.
Con el naranja tótem del 92, el Barça salió con una importante empanada de mejillones (por el color) al Wesserstadion (estadio del agua) de Bremen. Tanto que en el primer cuarto de hora fue superado, bailado y, por poco, no tocado seriamente. Hunt (2') y Frings (9'), más la habitual cantada con los pies de Valdés (8'), revelaron a un campeón pasivo, para nada centrado. Pero el Barça, que tiene oficio, salió del atolladero con toque, control en la medular de Deco y balones en largo para Ronaldinho y Eto'o. Vamos. De lo mejor del mundo. No marcaron en sendas ocasiones, a los 15' y 18', aunque le metieron el miedo en el cuerpo al Werder. Misión cumplida. La pelota ya era culé y el partido, más abierto. Como encarrilado. Pero sin muchas ganas. Nada de rodillo ni rondo calculado y apasionado.
En la segunda parte, un saque de esquina de Diego animó a Klose a mostrarse por vez primera (50'), en un cabezazo peligroso. No es menos alemán el Werder por contar con brasileños. Potencia, disparos lejanos y dominio del juego aéreo. Contra ello, el Barça apostó por la tranquilidad y la paciencia, que un empate no le parecía mal resultado antes del duelo a ida y vuelta con el Chelsea del amigo Mourinho. Craso error. Tremenda decepción. Quemazón por jugar con fuego. Porque el Werder, que atacaba como por cumplir, encontró el premio a su insistencia en un gol en propia puerta de Puyol (56'), que remató un pase de Hunt con maestría. Él no quería, pero...
Lesión de Etoo
Tras el gol, el actual campeón continental tenía por delante tiempo y un reto: levantarse de la caída. No pintó bien la cosa con la lesión de Eto'o (64'), que se hizo daño él solo en la rodilla derecha en un aparente estropicio serio. Luego perdonó Borowski, que siguió haciendo daño por la izquierda como si tal cosa.
Con Gudjohnsen y Messi (adiós Giuly) en el campo, Rijkaard se anunció lo más ofensivo posible. Bueno. Le quedaba la opción de bajar a Ronaldinho a la media punta, recurso desesperado que en alguna oportunidad ha funcionado.
El argentino, precisamente, protagonizó la acción individual del partido, en un eslálom chato, muy suyo, que siempre busca el gol perfecto, el milagro de llegar hasta dentro de la portería que el esférico bendecido.
Ronaldinho y Messi asumieron la carga final, con el Werder acorazado y que trataba de pegar a la contra. Lo típico en un encuentro así. Resolvió la calidad invidual, cosa tremenda, de Messi. El empate alivia a un equipo que no enamoró. Igual ni mereció empatar. El líder del Grupo A ya es el Chelsea. Emociones fuertes, pues, a partir del 18 de octubre.
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