Otra vez Eto'o

Tres de tres para el Barcelona, que fraguó su victoria en un grave error del portero cántabro. Los de Rijkaard, que no entienden de piedades, sentenciaron en los instantes finales del partido. Se disipan las dudas. Este Barça no perdona. Juegue bien, mal o regular, el conjunto de Frank Rijkaard termina por imponer su ley. Y en sentido legislativo, Samuel Eto'o ocupa un lugar preferencial. El camerunés, genio y figura, volvió a ser determinante en el triunfo azulgrana en un partido que comenzó con muchas dificultades para los catalanes.

Se las prometía muy felices el Barcelona. Los triunfos frente a Celta y Osasuna, unidos al festín europeo contra un rival menor como el Levski, hacían que el equipo blaugrana acudiese a Santander con ciertos aires de grandeza. Y con rotaciones. Rijkaard confía en esta estrategia, sabedor de que cuenta con un plantel plagado de 'peloteros'. Veamos que tal le sale la apuesta al holandés.

Vibrante comienzo de partido, con un Racing entregado a la causa y los primeros sustos para el último campeón de Liga. Rubén, que formó dupla con el gigantón Zigic (en principio, mucho ruido y pocas nueces), probó el estado nervioso de Víctor Valdés con un tiro que detuvo el portero azulgrana. Poco después, en el 11', Cristian Álvarez estrelló un magistral lanzamiento de falta en el poste. Valdés, aliviado.

Tras el acoso racinguista, el Barça tomó la manija del partido con Ronaldinho y Deco a la cabeza. La historia de casi siempre. Después de un potente disparo de Melo, bien blocado por Valdés -¡noticia!-, emergió la figura de Eto'o. El camerunés, guste o no guste, es un coloso en lo que la materia del gol se refiere. Dejando a un lado sus celos de Ronaldinho, sus estridencias (cuenta con una lujosa 'flota' de coches) o sus recurrentes flirteos con el abandono de campos, Eto'o siempre responde. En esta ocasión, con un zambombazo que pudo con las frágiles manos de Toño. Un tanto que dictaría una tempranera sentencia para el Racing.

Desde ese instante, el Barcelona dominó el partido frente a un Racing sometido, temeroso a males mayores. Perdonó el propio Eto'o en un mano a mano con el portero cántabro. Igual que Messi, que desperdició una clara ocasión al filo del descanso.

Sentencia final

En la reanudación, el Barcelona salió dispuesto a sentenciar. Pudo hacerlo Ronaldinho, pero no lo consiguió en el duelo con Toño y en un tiro posterior. Rijkaard, fiel a sí mismo, movió ficha. Puyol y Messi, al banquillo. Oleguer y el menudo Giuly, los recambios.

El Racing respondía tímidamente. Algún disparo lejano que no puso en aprietos a Valdés. Pero el protagonismo del partido volvió a centrarse en Eto'o. Primero, por un feísimo amago de golpear a Vitolo, y, poco después, por mantener una animada 'charla' con Velasco Carballo.

Rijkaard cortó por lo sano. El camerunés, muy pitado, recibió la calurosa 'ovación' del público del Sardinero, donde una vez más se volvieron a emitir sonidos guturales contra el africano. Deleznable.

Antes del final, algunos apuros para el Barça y la sentencia. Primero, Giuly. El francés, avispado, se coló entre la zaga cántabra para firmar el segundo. Y ya en el tiempo de descuento, expulsión para Toño por un dudoso derribo a Gudjohnsen. Resultado: primer gol liguero de Ronaldinho en la ejecución. El Barcelona camina con firmeza; de momento.