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BALONCESTO | Mundial de Japón

Alemania envía a Panamá de vuelta a casa (81-63)

Después de las tres primeras derrotas, los panameños acudían a la cita con Alemania a la desesperada, obligados a ganar y sin depender de sí mismos

Panamá ha necesitado veinte años para regresar a un Mundial, pero su estancia en el campeonato se ha limitado a una semana escasa una vez consumada su eliminación a manos de Alemania, que después de perder ante España va a jugarse la segunda plaza del Grupo B contra Angola en la última jornada de la ronda inicial.

El equipo del argentino Guillermo Vecchio ha tenido demasiados inconvenientes delante para hacer mejor papel. El primero, por su propia falta de organización administrativa. Los panameños aterrizaron el 18 de agosto en Hiroshima, la única ciudad nipona que han conocido aparte de Tokio, y ésta desde el aeropuerto. O sea, que llegaron a todo un campeonato del mundo en la otra punta del planeta apenas veinticuatro horas antes de su debut ante Angola.

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Ese partido marcó el signo del torneo para la selección centroamericana. El devenir de la competición ha puesto de manifiesto que los africanos son una selección más fuerte de lo que muchos esperaban. Pero los panameños no podían permitirse el lujo de perder ese partido si querían tener opciones en un grupo donde también se iban a encontrar con España, Alemania y la luego decepcionante Nueva Zelanda.

Panamá llegó a ese decisivo primer encuentro agotada por las largas horas pasadas dentro de los aviones y adormecida por el desfase horario, sin haber pegado ojo en toda la noche previa al choque. Los africanos les tumbaron sin mayor problema. El equipo americano ya no levantó cabeza.

Pero el colmo de la desorganización en los despachos ha sido no darle a Vecchio el tiempo suficiente para trabajar y preparar al equipo. El técnico argentino, cuya capacidad está demostrada con hechos en citas como los Juegos Olímpicos de Atlanta'96 o el Mundial de Toronto'94, sólo ha podido dirigir a todo su equipo al completo en los partidos oficiales del Mundial japonés.

No ha tenido ocasión de disputar ni un solo amistoso antes de venir a una cita en la que Panamá no participaba desde hacía veinte años. Los jugadores han hecho lo que han podido. Que no ha sido mucho. Con los rivales que han compartido pista y la precaria preparación que han llevado sólo han podido poner el corazón y el deseo.

Panamá, a la desesperada

Después de las tres primeras derrotas, de las que puede descontarse la encajada ante España, que partía como gran favorita y es matemáticamente primera de grupo invicta, los panameños acudían a la cita con Alemania a la desesperada, obligados a ganar y sin depender de sí mismos. Aún así lo intentaron por tierra, mar y aire. Incluso soñaron con obrar el milagro (31-25 m.17).

El primer tiempo acabó con los centroamericanos por delante en el marcador (38-37), aunque los alemanes ya daban muestras de haber superado un flojo inicio. La confirmación llegó de inmediato.

El inicio del tercer periodo rompió el partido a través de un parcial de 0-9 (38-48). Los hombres de Bauermann venían de perder por veintiún puntos delante de España la jornada anterior y buscaban imperiosamente la victoria porque Angola les espera en la última jornada de la primera fase dispuesta a discutirles la segunda plaza del Grupo B y los angoleños no son cosa de risa.

Dirk Nowitzki, jugador alemán de los Mavericks de Dallas, en una jugada del partido frente a Panamá.
Dirk Nowitzki, jugador alemán de los Mavericks de Dallas, en una jugada del partido frente a Panamá.AP

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