Cuatro, para empezar
Alemania, pese al sufrimiento con el momentáneo 3-2, empezó como se debe hacer, con victoria ante Costa Rica
Alemania arrancó su maquinaria sin tonterías ni especulaciones. Al ataque. Como manda su manual de estilo, peligroso en otras lides pasadas, efectivo y precioso para el fútbol. Fue un partido enloquecido hasta los 17 minutos, cuando llegó el 2-1. Y con goles y pegada. Fiel a su estilo, los de Klinsmann se entregaron a la posesión de la pelota, al ataque, al chupinazo, a la resolución. Costa Rica contestó con honor. A la contra y con doblete de Wanchope.
Por el camino, un gol óptico de Frings (4') y otro válido de Lahm, el lateral zurdo que la enganchó con la diestra desde el pico del área para marcar con estilo. El Arena de Múnich, Bavaria y toda Alemania se caían de gozo. 1-0, Lahm primer goleador (para la bonita estadística de los Mundiales) y esbozos de goleada.
Pero los simpáticos Ticos no se dieron por derrotados. Esperaban a la alemanada y aprovechaban la velocidad de un clásico, Wanchope, el ex malaguista. Tanto que a los 12 minutos rompió un fuera de juego (estuvo torpe Friedrich) y empató. El gol recordó a aquél de Rincón para Colombia ante Alemania en el Mundial del 90. Con el mazazo del empate de un rival más débil, la Nationalmannschaft siguió tirando de sus 'stukas'. Acoso y acoso, lejanía en los lanzamientos si es necesario. Pero el segundo tanto llegó jugado, con pase letal de Schweinsteiger a Klose para remachar como hace en el Werder Bremen. Otra vez festival y, a continuación, trallazos de Podolski y Schweinsteiger.
Alemania bajó el ritmo y Costa Rica, temerosa, no dio para mucha más. Lo intentó en jugadas al filo del orsay, su único recurso hasta el descanso.
Más y más
En la segunda mitad, un poco más de lo mismo. Alemania acosó hasta dar con el premio del que debía ser el tanto de la paz, el 3-1, de nuevo rebañado por Klose. Volvió a respirarse ambiente de goleada. Craso error. Los Ticos, muy dignos, recortaron en una nueva contra de Wanchope. Pero no corrió excesivo peligro el resultado. Como la pelota era alemana, sólo un milagro le habría dado un empate histórico a los costarricenses. Los germanos, además, no especularon. Siguieron a la suya en pos de cuarto gol, que llegó en un violento zapatazo 'made in Bundesliga' de Frings.
El caso es que bien por los alemanes, bien por los costarricences, bien por el Mundial. Esto tiene una pinta (de cerveza, por qué no) agradable. ¡Viva el fútbol!
