El Pizjuán decidirá
El Sevilla salió vivo de Gelsenkirchen y consiguió un empate a cero que les acerca a la gran final.
Sigue la espinita clavada. Jugar fuera del Sánchez Pizjuán no se le da bien al Sevilla y en la ciudad de nombre impronunciable, Gelsenkirchen, se repitió la historia. Pero, tal y como le ocurriera ayer al Villarreal en Highbury, salir vivos del infierno alemán ya es una victoria.
Nervioso saltó el Sevilla al césped alemán. No es para menos, la cita lo merece. Tener la posibilidad de jugar una final europea asusta a cualquiera. Preocupaban la corpulencia de Asamoah, la fuerza de Poulsen y la capacidad goleadora de Lincoln (el máximo goleador del equipo en competiciones europea con 6 tantos) y Kuranyi. Y desde luqgo que demostraron por qué.
Juande no sabía como decirle a Palop que se relajara, que no tuviera prisas, que jugase los balones con calma. Pero es que el Schalke salió como una auténtica apisonadora, ejerciendo una asfixiante presión que tenía como objetivo encerrar a los de Juande Ramos en su propio campo. El Sevilla se mostraba lento, inseguro. Sólo le quedaban los contragolpes, buscar a Saviola y sorprender, porque pararla, pensar y jugarla suponía sentir el aliento de alguno de los tanques del conjunto alemán.
El dominio del Schalke 04 era indiscutible, y aunque Daniel Alvés y David ya no sabían como frenar a Asamoah (¡Menudo cuerpo!) sus ocasiones no eran excesivamente claras. Suya fue la primera gran oportunidad para los alemanes de adelantarse en el marcador, en el minuto 7, con un duro disparo en el que Palop estuvo atento y pudo detenerlo.
Le costó arrancar al Sevilla, hasta que Jesús Navas y Saviola empezaron a moverse y encontrar huecos. En uno de ellos, la perla canterana, Jesús Navas, pudo adelantar a los sevillistas en el marcado, gracias a un duro disparo en el minuto 22, tras una buena jugada personal, y otro en el minuto 37. Y aunque los dos acabaron fuera había descubierto el secreto. Penetrar a través de la férrea defensa alemana, con jugadas elaboradas, era imposible. Había que darle velocidad al asunto, e intentar disparar en cuanto la opción se pusiera a tiro.
A por todas
El empate no era malo. Pero no había que relajarse y dejar de ir a por todas durante la segunda parte. El Schalke podía marcar en cualquier momento, y más cuando el técnico del conjunto alemán puso en juego a los dos "matadores", Lincoln y Kuranyi. Y mejor que los hubiera dejado en el banquillo, porque fue salir ellos y Palop empezó a tener trabajo a destajo.
El Sevilla seguía intentándolo, y a punto estuvieron de sorprender Renato y Jesús Navas. Pero el que lo hizo fue el juez de línea (demos gracias), que en el minuto 90 de partido anuló, por fuera de juego inexistente, una clara ocasión de los alemanes que podría haber terminado en gol. El que no terminó fue el central Krstajic, que vio la roja por un codazo-empujón sobre Jesús Navas y no estará en el partido de vuelta. Como tampoco lo harán Ernst, del Schalke, y Javi Navarro del Sevilla. Y habrá que esperar para saber si podrá jugar Kanouté, que se resintió de su lesión. Una pena, porque había luchado mucho por llegar al partido.
El 27 de abril el Sánchez Pizjuán decidirá.
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