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Crónica:Euroliga | Baloncesto
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Real Madrid fuerza el desempate

Con esta victoria, por 84 a 78, el conjunto blanco fuerza el tercer partido de la eliminatoria que se dispuitará el próximo jueves en Barcelona

El Real Madrid alargó la serie continental de cuartos ante el Barcelona hasta el final, hasta el tercer y decisivo partido que el próximo jueves asignará definitivamente el billete para jugar por el título en Praga antes de que acabe abril y, en gran medida, se lo debe al belga Axel Hervelle y al estadounidense Venson Hamilton, los dos grandes protagonistas del duelo.

La presión pocas veces acaba en el patrimonio exclusivo de un equipo. Al Madrid le sobraba porque partía de salida sin margen de error. Al Barcelona le asistía el comodín de un tercer partido en casa y, sin embargo, también cayó en las redes del agarrotamiento. Un clásico necesita tensión, pero menos que en esta segunda entrega de los cuartos europeos.

El agobio atenazó prácticamente a todos. Pudo, sobre todo, con los hombres llamados a establecer la diferencia, con los que normalmente pueden presumir de estadísticas abrumadoras. En ese grupo entraron el estadounidense Louis Bullock y el serbio Igor Rakocevic, acompañados por algún otro jugador, desde el bando local. También el grueso del pelotón azulgrana casi sin excepción.

Rakocevic apareció sobre la cancha a los ocho minutos junto con Juan Carlos Navarro. El serbio fue un cero a la izquierda hasta el descanso. Luego mejoró en el equilibrio colectivo, aunque anotó por debajo de lo habitual. El internacional español, por contra y aún lesionado, ayudó en ataque y transmitió el pequeño impulso que situó a los suyos por delante al final del primer tiempo (34-37) y que les pusieron a las puertas de decantar la suerte de su lado posteriormente (34-37).

Por coraje

Para que el partido llegara así al descanso pasaron muchas cosas. Una de ellas, de vital importancia para el Madrid, correspondió al estadounidense Venson Hamilton. Los puntos que arañó en dentro de la pintura y los rebotes que capturó sostuvieron el pulso en equilibrio. De otra forma, al no haber señales de vida de Rakocevic y con Bullock sometido a una constante vigilancia, los madridistas habrían sido pasto del fuego en manos de un Barcelona muy normalito.

Otro tanto de los mismo, en realidad, puede decirse de éste porque el italiano Gianluca Basile también le libró del derrumbe en el primer cuarto -anotó nueve puntos-. En definitiva, el segundo clásico continental de cuartos ofreció más emoción y derroche de corazón que otra cosa.

En el apartado del coraje, por supuesto, ganó el Madrid. Es la única vía disponible que conserva para este tipo de citas. La rotación, la estructura y los conceptos de juego del Barcelona son más sólidos. La brega, por tanto, le hace menos falta. Al Madrid le resulta indispensable porque todavía necesita ajustar engranajes para sacarle todo el partido al arsenal. Al cabo, le sirve. La prueba salta a la vista.

La segunda parte abrió otro encuentro. Los blancos sabían que para ellos empezaba la cuenta atrás de verdad. O resolvían la papeleta o decían adiós a la Euroliga. Ni Bullock ni Rakocevic cogieron el ritmo que les caracteriza después de los diez minutos del tercer corte (53-57). El norteamericano lo hizo en el momento justo ya dentro del último corte, cuando los locales dieron el latigazo definitivo.

Los chicos del Palau habían empezado a sentirse más cómodos y a manejar siempre las situaciones. Encontraban recursos en ataque regularmente y sufrían poco en defensa. Los titulares de la cancha sobrevivían, todavía, a golpe de carácter y deseo, pero se les acababa el tiempo y siempre les faltaba algo para hacerse con las riendas.

Fantástico Hervelle

El estadounidense Bootsy Thornton estrenó el periodo final desde los 6,25 metros (56-61). El Barca empezaba a vislumbrar un desenlace positivo a la vuelta de la esquina. Lo impidió Hervelle, autor de cinco puntos salvadores (61-61) y de un grandioso choque en todos los aspectos. Los madridistas hacían honor a la fama de luchadores que les acompaña, justa y merecida, para resistir y compensar otras deficiencias. Hervelle, en ese escenario, merece mucha parte del mérito.

El belga se vació hasta que cometió la quinta. Antes, en otra acción individual empató a 64 (m.33). El horizonte azulgrana cambiaba de color. Un parcial de 8-0 revolucionó al Madrid (de 61-64 a 69-64). Le cambió el ánimo. La grada también subió el tono y el Barcelona cedió un margen precioso en el peor momento (71-65 m.36).

Los blancos habían dado la vuelta al choque. Sabían que difícilmente lo colocarían en una situación tan favorable y la supieron aprovechar. El Madrid de los minutos finales superó al Barcelona. Le tumbó por ímpetu y por acierto porque acertó a mezclar corazón y método. Porque nunca deja de pelear, porque descubrió lo rentable que pueden ser los pívots y porque desea ir a la Final entre Cuatro de Praga. El Palau dictará sentencia para la Euroliga el próximo jueves. Antes, este mismo domingo, cobijará el clásico en versión ACB.

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