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Crónica:FÚTBOL | 30ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Lección del aspirante

El Sevilla da un repaso al Valencia, al que amenaza con desalojar de los puestos de la 'Champions'

En el tiempo recuperado por el árbitro, con un cabezazo en globo, lento, de los que justifican por qué los cardiólogos quitan del fútbol a algunos de sus pacientes. Así ha ganado el Sevilla al Valencia. Pero antes del gol, ya le había vencido en todo.

La primera sorpresa la ha dado el entrenador sevillista, Juande Ramos, que dejó en el banquillo o en la grada a Kanouté, Saviola, Adriano, Dragutinovic y Martí. Teniendo en cuenta que Maresca sigue lesionado, le faltaba más de medio equipo. Ramos buscaba el descanso de sus notables antes del partido de cuartos de final de la Copa de la UEFA frente al Zenit del jueves y el derby contra el Betis del domingo. Murmullos y hasta algún viento huracanado hubo en las opiniones apriorísticas de los forofos.

Pero a los cinco minutos, Navas ya se iba de Moretti con insultante facilidad y colocaba un centro paralelo a la portería valencianista. Navas por la derecha y Puerta por la izquierda percutieron a lo largo de toda la primera mitad, con el valioso apoyo de Jordi y Alves, y el lastre de tener a Luis Fabiano como ariete y presunto encargado de que las combinaciones, regates y carreras mil acabaran en gol.

El brasileño fue el primero en tirar entre los tres palos, de falta directa a la derecha del área, a los 18 minutos. Paró Cañizares, como también lo hizo con su disparo en el minuto 38. En la primera mitad, dispuso el Sevilla todavía de dos ocasiones claras más. Puerta le tiró un sombrero a Miguel dentro del área que el defensor valencianista interceptó con la mano y el árbitro interpretó como una acción involuntaria.

El Valencia, por su parte, sólo ha ofrecido orden defensivo en la primera mitad. Con dos líneas de cuatro muy juntas y ordenadas. Aunque ni los apoyos de Albiol pudieron parar a Navas y Alves, ni Miguel —que no lo hizo mal— se impuso a un sorprendente Puerta. Con Albiol ocupado y Baraja jugando a una velocidad menor de la que se usa en el fútbol de élite, Mista, Regueiro y, sobre todo, Villa, quedaron aislados a su suerte. El delantero asturiano estuvo a punto de liarla cuando aprovechó un resbalón de Escudé para colarse y dejar con un pase a Mista solo ante Palop. Pero la tiró fuera. De hecho, el Valencia tan sólo tiró entre los palos en un cabezazo de Moretti a la salida de un córner. Ayer no sólo perdió contra un equipo que quiere su puesto de privilegio en la clasificación, sino que además le animó a no desesperar en ese objetivo. El Valencia siempre pareció cansado —el Sevilla ha disputado cerca de una quincena de encuentros más que los de Quique Flores— y con una ambición de medianía.

A media hora del final saltaron al campo, casi de la mano, Aimar y Saviola. Dos viejos amigos que querían pasárselo como cuando eran críos. Pero Aimar no pegaba en su equipo, mientras que Saviola disfrutaba del cerco continuo a la puerta de Cañizares. A Saviola le derribó Ayala cuando se colaba y el árbitro pitó penalti. Jordi lo falló —el Sevilla ha errado cinco de once—, pero Saviola y Jordi iban a protagonizar la jugada del triunfo. Una victoria que abre el horizonte a uno y se lo cierra a otro.

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