Málaga y Athletic, a cabezazos
Debut victorioso de Manolo Hierro en un encuentro con tres goles gestados a balón parado
La importancia de los tres puntos conseguidos hoy por el Málaga ante el Athletic puede no tener comparación alguna en la historia reciente del club. Hundido y colista, el conjunto blanquiazul no tenía alternativa alguna al triunfo ante un rival directísimo, que vuelve a estar metido en la zona de descenso. Dos cabezazos dieron la victoria a un Málaga que rompe con una de sus peores rachas en la élite, pues no ganaba desde el pasado 20 de noviembre.
Manolo Hierro, que debutaba como entrenador de Primera División, comienza de la mejor forma posible su andadura ganando la partida a su homólogo. A Javier Clemente de nada le sirvieron sus 458 encuentros como técnico en la máxima categoría del fútbol español y mucho tendrá que sufrir junto a los suyos para sacar al Athletic del atolladero.
Las consignas eran claras en uno y otro bando. Mientras el Málaga intentaba romper el entramado defensivo impuesto por Clemente, los hombres de éste no dudaban en buscar la espalda de la zaga local con continuos balones colgados a Llorente y Aduriz.
Quizá los primeros minutos fueron los peores y el Athletic pudo sacar tajada del ímpetu blanquiazul, pero, si problemas tiene el Málaga ante la meta contraria, no está más suelto el conjunto vasco en tareas ofensivas. Con todo, los locales se empeñaban en mover el balón una y otra vez, instigados por un Hierro que no se sentó en todo el encuentro. El Málaga por fin pegaba antes que su adversario, algo que no pasaba en mucho tiempo. Ante la imposibilidad de cercenar la defensa bilbaína mediante un fútbol fluido, el tanto tuvo que llegar a balón parado. El portugués Litos anotaba el primer gol que veían los aficionados malaguistas en 2006 tras el saque de una falta.
Pero ya se sabe que en casa del pobre la alegría dura poco y el Athletic aprovechó otro balón parado para devolver las tablas al electrónico. Aduriz, el más activo de los visitantes, sacó tajada de la pasividad de Arnau en un balón colgado y llevó, también de cabeza, el balón al fondo de las redes. El marcador pudo variar de nuevo antes del descanso, pero el colegiado fue excesivamente riguroso con Salva y anuló el tanto del delantero por presunto empujón de éste al defensa que lo marcaba. Tal acción y un posible penalti sobre el ariete malaguista encrespó a la grada, que no perdonó hasta el final ninguna de las decisiones de Pérez Lima.
Como colista, el Málaga se veía obligado a llevar todo el peso del partido. Por su parte, los de Clemente tenían claro que incluso un empate podría valerles para dejar colgado a uno de los rivales directo para evitar el descenso. En este sentido, el Athletic salvó su primer zarpazo en contra e incluso llegó a estirar sus líneas en la segunda mitad, sabedor de que, por mucho que quiera Hierro, los recursos de este Málaga son muy limitados.
El cuadro malaguista no encontraba los huecos para volver a ponerse por delante ni siquiera con un rival que había entregado por completo el centro del campo. Y eso que, con la salida de Llorente, Clemente dio entrada a otro centrocampista. El técnico vasco mandaba señales claras a su homólogo, que aguantó con su once inicial.
Mientras el Málaga veía cómo se le resistía el primer triunfo del año, Yeste, en solitario, se bastaba para poner en jaque a la defensa rival. Era el único que buscaba algo más allá del encorsetamiento al que les tiene acostumbrado su entrenador. Para colmo de males, el árbitro dejaba al Málaga con uno menos al expulsar a Nacho con dos tarjetas en apenas tres minutos. Pero Salva no daría tiempo al adversario y puso a los suyos en ventaja con otro certero cabezazo. De nuevo una jugada a balón parado. De nuevo Hidalgo botaba a la perfección el cuero y esta vez fue el delantero ex internacional quien se elevaba entre sus adversarios para lograr el segundo tanto malaguista. Curiosamente, fue el único disparo del Málaga con peligro en toda la segunda mitad. Por esta vez, la casta y el empuje bastaron.
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