Un Sevilla práctico gana al Racing gracias a dos penaltis
Para vencer en El Sardinero, el Sevilla sacó su lado más primario y se olvidó de la estética. Apenas llegó arriba aunque dominara en el centro del campo, no jugó bien ni llegó a interesarse por el espectáculo, a excepción de Navas, pero ganó. Aunque fuese sufriendo. Sólo con las jugadas a balón parado, el Sevilla se bastó para desequilibrar un choque en el que el Racing se mostró dubitativo en un tramo fundamental.
Los de Preciado, a pesar de su entrega, no supieron aguantar los embates iniciales. Crecían las dudas hasta que Kanouté, mal cubierto en un saque de esquina, impuso su potencia de salto y peinó a las redes de Aouate. Con poco más que un error defensivo, los sevillistas se adelantaban ante un Racing, que se encendió con este gol.
El debutante Pinilla se convirtió en el referente ofensivo que tanto echaban de menos en Santander. Casi siempre de cabeza, el chileno marró dos clarísimas ocasiones, pero al menos estuba allí, algo poco habitual entre los cántabros.
El tesón de los santanderinos obtuvo sus frutos al borde del descanso, cuando Pinilla, cómo no por alto, dejó el balón para que Juanjo cruzase a media altura ante Palop. El descanso parecía más que suficiente para que los locales se recuperasen anímicamente. Pero ahí el Racing se desconectó. Apenas fueron diez minutos. Suficientes para perder. A los cincuenta segundos de la reanudación, Jonatan Valle cometió un penalti que Maresca convirtió. Siete minutos después, la jugada se repetía. Esta vez Moratón arremetía contra Adriano y lo dejaba tumbado al borde del área pequeña. Maresca, desde los once metros, repetía.
A partir de este instante, el Sevilla extremó su estilo Caparrós: menos ataque, más contemporización, menos posesión y garra, mucha garra. Juande, incluso, se enrocó con los cambios, otro guiño propio de tiempos pretéritos. Los locales trataron de sobreponerse a tanta desgracia y, por lo menos, aportaron una dosis de entrega y vocación ofensiva muy meritoria en un conjunto que no quiere volver a oír hablar del descenso. Ayoze, de falta, Matabuena, tras un córner o Álex, con un remate que Alves sacó sobre la línea de gol aportaron algo de picante a la segunda mitad.
Pero fue Melo, de cabeza, el que consiguió acortar las distancias a falta de cinco minutos para el final. Sin embargo, el Sevilla no estaba dispuesto a regalar nada. Sufrió mucho y jugó regular, pero venció y se acerca a las plazas europeas. Como en los mejores tiempos de la época 'caparrós'.
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