Mendizorroza, la gran pesadilla del Alavés
En el fútbol es frecuente adjudicar a cada equipo un campo maldito, un terreno de juego en el que los resultados nunca acompañan. Lo habitual es que se trate del de un contrario, pero para el Alavés es su propio feudo el que va camino de convertirse en un infierno.
En vísperas de la fiesta de Halloween los fantasmas asomaron una vez más por Mendizorroza para privar a los albiazules del triunfo. Seis partidos lleva la afición vitoriana sin ver ganar a su equipo, todos los disputados desde el comienzo de la temporada.
Lo más preocupante es que el conjunto de Piterman y Cos no termina de ofrecer una imagen sólida. Ni tan siquiera definida. Los cambios en las alineaciones son constantes y muchos de los jugadores no parecen encajar en el puesto que se les tiene reservado, minimizando en muchos casos su aportación.
Este domingo visitaba Mendizorroza el Cádiz, otro recién ascendido, y durante toda la primera parte sus jugadores no tuvieron motivo para echar de menos el Ramón de Carranza. Alaveses y gaditanos parecieron intercambiar sus papeles. Los de Cos cedieron sin rubores el campo y la iniciativa a los amarillos tratando de hacer daño en alguna contra.
Pero los jugadores de Víctor Espárrago, bien colocados, controlaban el juego sin demasiados agobios ante un Alavés incapaz de crear auténtico peligro. El partido fue soporífero, algo a lo que la afición vitoriana empiueza a acostumbrarse.
Transcurrido medio partido, el Cádiz debió pensar que si no se había adelantado ya en el marcador lo más práctico era conservar el punto que, sin apenas esfuerzo, tenía en su casillero. Y eso hizo. Al fin y al cabo, todos los que han pasado por Vitoria han puntuado hasta ahora y ellos no iban a ser menos.
Así que el encuentro recuperó cierta lógica futbolística. El equipo visitante era el que se metía atrás a la espera de aprovechar los errores de los locales, obligados a arriesgar para lograr la victoria.
Y el Alavés lo intentó, con corazón, que de eso no falta, pero sin juego, descontrolado. El único que puso cabeza fue Aloisi para rematar en la recta final las dos mejores ocasiones de los albiazules en todo el encuentro. Al final nuevo empate, la victoria que no llega y la racha que amenaza con convertirse en maldición.
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