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Crónica:FÚTBOL | 8ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Atlético se enreda solo

Los rojiblancos se imponen con muchas dificultades a un Racing en descomposición

El Atlético es como los pandilleros de buen corazón. Aunque quiera evitarlos, los problemas le encuentran. A veces sale del lío con una mezcla de orgullo y vergüenza. En Santander, contra un equipo inerme, sufrió hasta el pitido final para doblegar al Racing, que desprende un tufillo a descomposición por la ausencia total de capacidad ofensiva.

Los atléticos no consiguen maquillar su imagen de equipo dubitativo. Tambaleante. Lo demostraron durante la primera mitad, en la que los locales llevaron todo el peso del partido y crearon las oportunidades. Los de Bianchi, carentes de firmeza en el centro, supeditaron todas sus ideas a Torres, Kezman y Petrov. En estampidas, más que en galopadas, los rojiblancos se estrellaron contra la seriedad defensiva cántabra, equipo menos goleado del campeonato.

Petrov probó a Aouate con un voleón espectacular en el inicio, pero no fue hasta el filo del descanso cuando se puso en problemas al meta israelí. El cabezazo de Kezman se convirtió en la antesala del tanto atlético, un excelente y seco disparo de Maxi desde fuera del área. En el intervalo entre el latigazo inicial de Petrov y el postrero del argentino, fue el Racing el que enseñó los dientes. Regaló el balón con la suficiencia de saberse superior por las bandas. Serrano y especialmente Wilfred Dalmat, que llegó en pretemporada dentro del paquete por la compra de su hermano Stéphane, quebraron a Velasco y López, aunque sus centros, problema endémico del Racing, no encontraron rematador.

El juego asfixiante de los santanderinos se desmontó con la eficacia ofensiva de Maxi. El ímpetu de los de Preciado se mantuvo tras el descanso, aunque con el paso de los minutos comenzó a enloquecer, regalar el balón y perder las posiciones. Diagnóstico: encefalograma plano. Todos los sudores y desvelos realizados desde el comienzo se derrumbaban. Y al Atlético se le puede achacar una lista casi interminable de defectos, pero oficio tiene, aunque a veces lo olvide.

Los rojiblancos se plantaron y dejaron que su rival se ahogase. Transcurrieron más de 20 minutos de empanada racinguista y el Atlético seguía serio, pero sin apuntillar. Dalmat y Serrano, más por indolencia de sus rivales que por iniciativa propia, retomaron el pulso y probaron a Leo Franco. El francés, de volea, provocó que el guardameta argentino sacase el balón de la escuadra.

Bianchi trató de revolver en el área de Aouate y dio minutos a Valera por Torres, demasiado alejado del área. La idea no dio resultado. Aquí llegaron los problemas, que se han convertido en el eje vital de los colchoneros. De oficio se pasó a indolencia, a una ausencia total de ideas en el centro y a un achique continuo de agua en la defensa gracias al trabajo de Velasco y Pablo. El balón era maltratado irremisiblemente por ambos conjuntos. Una falta lanzada por el brasileño Melo pudo cambiar el rumbo del encuentro. Leo Franco consiguió despejar y Neru, en boca de gol, se demostró incapaz de lograr el empate.

No hubo tiempo sino para picardías, pérdidas de tiempo, brega y un remate flojo del Racing. También para que los madrileños celebrasen una victoria que no convence pero sirve para crecer en la clasificación y cerrar una semana muy positiva, en resultados, para el entorno atlético.

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