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Crónica:FÚTBOL | Fase de clasificación para el Mundial de Alemania 2006
Crónica
Texto informativo con interpretación

Una goleada inútil

España deberá jugar la repesca pese a su abrumadora superioridad sobre San Marino

Pocas veces una goleada resultó tan inservible. España, como no podía ser de otro modo, apabulló a un grupo de amigos de San Marino, pero no pudo evitar una angustiosa repesca. Un gol de Bosnia en Belgrado le hubiera enviado directamente al Mundial alemán. No hubo carambola. Serbia resistió con un tempranero gol de Kezman y condenó al equipo español a la segunda plaza. Como ya ocurriera en la Eurocopa de Portugal, España tendrá que purgar hasta el último instante con la clase media europea, porque todos los jerarcas del continente han hecho a tiempo sus deberes. A tenor de las últimas temporadas, la selección española he perdido un escaño en el fútbol europeo. Pese a que los Mundiales y las Eurocopas han ampliado su cartelera de equipos y que la partición de Europa ha rebajado a selecciones de gran tradición como fueron Yugoslavia, la URSS o Checoslovaquia, España sufre ahora un calvario para asomarse a las grandes pasarelas. Tampoco estuvo en los Juegos de Atenas ni estará en el Europeo Sub 21. Y lo del campeonato absoluto de Alemania está por ver. Este es el bacheado rumbo actual del fútbol español, que perdido peso entre la élite. Para medirse de nuevo entre los grandes primero deberá superar una repesca en la que algunos directivos no creían, porque España se jugará las habichuelas en pésimas condiciones, con un partido de ida (12 de noviembre) tres días después de una jornada de Liga. Un programa disparatado, un problema creado desde las entrañas del propio fútbol español.

De tránsito hacia la repesca, España hizo una parada en San Marino, donde se celebró algo parecido a un partido. Parecido porque el árbitro, penoso por cierto, no iba con chándal, y porque había banda de música. Por lo demás, una pachanga con tanto público como en un entrenamiento cualquiera de un equipo español de primer nivel. España, que bien pudo jugar sin portero, tardó unos 50 segundos en abrir la lata, un azote para San Marino, una de esas selecciones que suelen envalentonarse el primer cuarto de hora, lo que les dura el ánimo y el depósito. Ni esa concesión tuvieron los sanmarineses, un grupo de futbolistas aficionados que sirvieron de teloneros a los españoles. Una selección, quizá la peor de Europa, que se entregó en un suspiro y concedió tres goles de forma parvularia. El primero se lo tragó el portero, que fue el último en el estadio en ver llegar el disparo de Antonio López; del segundo se encargó uno de los tres centrales, llamado Bacciocchi, que no movió el cuello para despejar un centro sencillo e invitó a Torres a marcar; y del tercero se encargaron los once jugadores locales, que se liaron al despejar un córner y Sergio Ramos, que repitió en el cuarto, se lo hizo pagar. Ante San Marino, hasta los laterales rivales se pueden dar un festín. Torres, por dos veces, selló el marcador final en el último tramo del partidillo.

Entre gol y gol, la selección de Luis trenzó un sencillo rondo en la periferia del área sanmarinés. El técnico, como estaba previsto, desterró a los extremos y dejó las dos orillas para que no se aburrieran Sergio Ramos y Antonio López. El madridista tuvo toda la vía para él, al rojiblanco le socorrió Reyes. El jugador del Arsenal, gran protagonista en la victoria de Heysel, también ayer estuvo a punto de tener un papel destacado en los títulos de crédito. Esta vez por un hecho negativo. Minutos después de que el árbitro alemán Meyer se apiadara de Della Valle, que pateó con saña a Reyes para frenar una de sus arrancadas, el andaluz dio un manotazo y un sonoro punterazo a Gasperoni. Meyer, con el mismo descaro que en la jugada anterior, le perdonó la expulsión. Nada hubiera supuesto para España, puesto que a San Marino se le puede golear incluso con menos de diez futbolistas, pero Reyes se hubiera perdido como mínimo la ida de la repesca. Motivo, supuestamente, por el que Luis mandó a la grada a Puyol, al que una tarjeta le hubiera dejado fuera de la eliminatoria decisiva. Un peaje, el de la repesca, que España se ha ganado a pulso durante su errática fase de clasificación. Ahora debe ir al purgatorio. Si finalmente llega a Alemania, Luis, contrariado por el decepcionante curso de la selección, prepara cambios. Los nacionalizados Senna, brasileño del Villarreal, y Pernía, argentino del Getafe, tendrán su oportunidad. Y algunos más, como el también getafense Riki. Otra vuelta de tuerca para una selección que no despega. Para un equipo que tradicionalmente al menos ventilaba con autoridad las fases de clasificación. Ahora ni eso. Las liguillas también se han convertido en un tormento. Al menos las dos últimas, en las que ha terminado condenada a un asalto final. Algo que han evitado todas las grandes: Holanda, Italia, Inglaterra, Francia y Portugal. Un dato para la reflexión.

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