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Crónica:Sexta jornada de Liga | FÚTBOL
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Cádiz resiste a Baiano

El gran partido del brasileño no le basta al Celta para pasar del empate a uno en el Carranza

Dos equipos con categoría recién estrenada propugnan metodologías distintas para conseguir el objetivo de convertir el regreso a la élite en algo más que un destello fugaz. Los dos planteamientos chocaron sin que ni Cádiz ni Celta impusieran un discurso sobre el otro. Empate a uno en un partido que debió concluir con algún gol más. Los vigueses no se parecen en casi nada al equipo de la pasada temporada. Ahora su juego es más osado, tiene, claro está, futbolistas para ello. De centro del campo para arriba está repleto de calidad. Si fuera poco, Baiano es un pelotero que acongoja en los últimos 20 metros del campo. Ante esto, los gaditanos presentan un catálogo basado en la presión, la intención de correr siempre un metro más que el rival y un muestrario de jugadas a balón parado.

Con esta receta, los amarillos conquistaron la pelota los primeros 25 minutos. Su primera línea de achuche se sitúo en tres cuartos de cancha y ante eso no había manera de que el Celta hiciera nada. Pavoni recibía con facilidad el balón de cara a la portería rival y eso es siempre muy buena señal para el Cádiz. Un cuarto de hora frenético de los locales, sin atisbos de respuesta visitante, dejaba la imagen de Vázquez rígido en la banda y con las manos en la cabeza contemplando el vendaval. El gol tenía que llegar, Fleurquin remató un córner que daba premio al generoso esfuerzo cadista.

Era lo que necesitaba el Celta para desperezarse. Fue un tanto terapéutico para los gallegos. Apareció el Celta aristocrático y sin vergüenza que es capaz de apretarle al Madrid. Ahora los buenos síntomas aparecían del otro lado. Baiano es un delantero completo. Tiene muchas cosas. Pegada, visión, desmarque, contundencia de cabeza. Bastó que Jorge y el brasileño conectaran para que al Cádiz le entrara el tembleque. La inseguridad se adueñó de la defensa amarilla y no la soltó hasta que el árbitro pitó el final. El primer despiste grave y ya el delantero carioca había igualado el partido. Visto y no visto. Y ahí no acabó eso. Armando y un poste evitaron que el revolcón hubiera sido más grave para el equipo de Espárrago.

Los diez primeros minutos de la segunda parte seguían dando a Baiano el papel de protagonista. Otra vez el portero gaditano evitó el gol. De Pavoni ya nada más se supo. Espárrago al menos consiguió que su equipo tuviera más la pelota con la entrada en el campo de Bezares e Iván Ania. El Cádiz tuvo otra vez el control y su delantero Medina hizo algo más que chocar sin sentido contra los centrales vigueses. Un disparo suyo casi sin ángulo al larguero y las correrías de Estoyanoff por la banda volvieron a poner el peligro el punto que el Celta consiguió en algo menos de media hora de buen fútbol.

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