El Barcelona tira de oficio

Un gol de Deco de rebote y otro de Ronaldinho de penalti le sirvieron a un discreto Barcelona para llevarse los primeros tres puntos en esta Liga de Campeones frente a un Werder Bremen que lo intentó todo, pero se encontró con la solidez que tiene ya el Barça a estas alturas de la película.

La realidad del Barcelona es como es y es muy buena. Es un equipo que se conoce de memoria, con los mecanismos asimilados y sin apenas fisuras. Tal es el sistema de Rijkaard y la confianza de sus jugadores que el equipo saca adelante incluso los partidos que no merece. Como ocurrió en Bremen, sin ir más lejos.

Porque el Barcelona tuvo el balón, pero apenas mordió. Un par de detalles le bastaron para sentenciar el encuentro. El primero fue en el minuto 13, en una de esas jugadas que tan bien aprovecha Deco. Mil rebotes, dos mil rechaces y el balón que acaba en la bota el brasileño. Un toque, otro rebote y partido encarrilado.

El segundo detalle se hizo esperar hasta el minuto 76. El deseado Messi intentó profundizar en el área y se encontró con la manita de un defensor alemán. Penalti que lanza Ronaldinho y adiós. Tres puntos y a Barcelona con medio billete para octavos en el bolsillo.

Oficio y confianza

El resto del partido fue para el Barcelona lo que se llama un ejercicio de oficio, una prueba de confianza. Entre los dos goles, el cuadro de Rijkaard pudo haber sido desbordado por el infatigable empuje alemán. Los hombres de Shaaf se hartaron de llegar al área de Valdés y allí fue donde no pararon de fallar.

En la cocina blaugrana se vieron pifias clamorosas de Klasnic, errores inexplicables de Valdez, un tiro al palo de Micoud. Suficientes razones para que los alemanes lamenten su suerte durante varios días antes de ver el vídeo del encuentro y encontrar las virtudes de un equipo que gana cuando lo merece… Y cuando no, tira de su confianza para hacerlo.