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Crónica:FÚTBOL | Liga de Campeones: vuelta de la tercera ronda de la fase previa
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Villarreal, con la elite tras vencer al Everton (2-1)

Por la puerta grande. El Villarreal ha firmado su histórico pase a la próxima edición de la Liga de Campeones derrotando a un insulso Everton. El 'submarino' amarillo jugó a placer hasta el minuto setenta. Entonces, un tanto de Arteta neutralizaba el inicial de Sorín y daba aire a una eliminatoria que estaba casi finiquitada. Surgieron los nervios, la ansiedad y la parada de Barbosa como antesala a la sentencia definitiva sellada por Forlán.

La calidad se impone a la rudeza. La primera parte ha dejado patente el abismo existente entre ambos equipos. Han bastado cuarenta y cinco minutos para comprobarlo. Mientras los ingleses basan todo su potencial en aplicar al límite el reglamente -Javi Venta acabó lesionado- y en colgar balones al área; el 'submarino' amarillo recurre al temple y al toque exquisito para crear fútbol.

El inicio castellonense fue muy conservador. Guardando las posiciones en defensa, presionando con orden e intentando salir al contragolpe. No es su estilo, pero no sufrieron. Todo trascurría con tranquilidad. Los ingleses no asustaban. Tenían el balón y lo lanzaban al área. Un juego típico inglés, pero sin resultado alguno. Aún así, un balón al aire lo cazó Cahill, aunque su remate de cabeza fue muy flojito.

Demostrado el escaso potencial inglés, era el turno del Villarreal. Era el turno de Riquelme y sus secuaces -Forlán y Figueroa-. Los castellonenses, sin forzar en exceso la máquina, comenzaron a mover el esférico con criterio y dejar patente que así, sí se crean ocasiones. Buenas maneras y algo de suerte también, como se comprobó en el gol de Sorín. Una cabalgada del argentino finalizó con un fuerte disparo que hizo inútil la estirada de Martyn, descolocado tras desviar un compañero suyo la trayectoria del balón.

Ese gol espoleó al Villarreal. Se crecieron. Se sentían cómodos. Por el contrario, ese tanto desanimó al Everton. Los ingleses ya no aparecieron, se desplomaron súbitamente. Tan sólo Martyn se mantuvo en su sitio. El veterano meta inglés demostró su clase desbaratando algún gol más a sendos disparos de Forlán y Figueroa.

Segunda parte

Con la eliminatoria resuelta, el aliciente de la segunda parte residía en comprobar cuantos goles más encajaría un desangelado conjunto inglés. Los villarrealenses se soltaron. Empezaron a jugar a sus anchas. Movían el balón con sentido y tranquilidad -los ingleses no presionaban, deambulaban- y las ocasiones se sucedían en el tiempo con Forlán y Riquelme como protagonistas. Ambos dispusieron de dos óptimas ocasiones para ampliar el marcador, pero se estrellaron con un inspirado Martyn, sin duda, el mejor del Everton.

Con el paso de los minutos, el Villarreal rebajó progresivamente las revoluciones en su motor -la verdad, que tampoco forzó al máximo-, al tiempo que los ingleses buscaban, más por decencia que por fútbol, el empate. Era difícil, seguían explotando su fútbol aéreo. Sin embargo, cosas del fútbol, las tablas llegaron de la forma menos previsible, de libre directo ejecutado magistralmente por Arteta.

Un tanto que cambió el sino del encuentro. Quedaban veinte minutos y un gol inglés complicaba la clasificación. La tranquilidad se transformó en emoción. No era el momento de lamentar las ocasiones falladas, sino de afrontar con decisión el tramo final del partido. Y, ahí aparecieron los líderes del equipo. Barbosa para evitar un gol cantado de Ferguson y Forlán para sentenciar una eliminatoria que clasifica al Villarreal, por primera vez en su historia, para disputar la Liga de Campeones. Ahora, toca disfrutar. El Villarreal ya está en la elite.

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