Cuando los puntos no importan

Numancia y Osasuna jugaron un partido sin la importancia de los puntos en juego, pero agradaron a la afición presente en Los Pajaritos. El Numancia levantó un 0-2, gracias a la superioridad numérica (fue expulsado Izquierdo en el primer tiempo) y a no hundirse psicológicamente pese a fallar el penalti que habría supuesto el empate anticipado antes del 2-2 definitivo de Miguel, sustituto de Pablo Sanz. Aguirre pudo rotar el once de un Osasuna que piensa en la final de la Copa del Rey del próximo 11 de junio en el Vicente Calderón.

Cuando la importancia de los puntos pasa a un segundo plano, cuando el fútbol se asemeja a un torneo de verano, es entonces donde el mérito del espectáculo es exclusivamente de los jugadores. Y en Los Pajaritos, Numancia y Osasuna se vaciaron para agradar, en busca de goles, porfiando por un triunfo que no servía para nada. Pero tampoco la derrota. El derroche de profesionalismo sobre el césped del estadio soriano proporcionó una primera mitad entretenida, con juego y goles. Osasuna, que se siente revitalizado por su reciente paso a la final de la Copa del Rey en el Vicente Calderón (ahí quiere su doblete, en el feudo rojiblanco), dio primero porque sus miras ofensivas superan a la voluntariedad de los locales. Ortiz, en buen empalme, y Aloisi, que rozó un tiro de Moha, le dieron la comodidad de un 0-2 con apenas un cuarto de hora jugado. El Numancia, no obstante, tiró de casta y acortó tras una acción de Pineda culminada por Miguel Pérez. Este Numancia no se rinde ni como colista. Tampoco Aguirre, amonestado por protestar. Es un mexicano irreductible hasta en 'amistosos' como éstos. Incluso Izquierdo fue expulsado por roja directa. ¡Insultó al árbitro! Como en los míticos torneos veraniegos que acababan en tanganas...

Con superioridad numérica, el Numancia se puso manos a la obra para remontar, para celebrar con un triunfo ante los suyos sus últimos momentos en Primera División. Y lo mereció. Cuando parecía que no iba a perder por su candidez, un problema serio esta campaña entre los mejores, llegó Miguel para empatar de cabeza casi in extremis un duelo que debió firmar las tablas con anterioridad. Y es que los locales se dejaron por el camino un penalti por empujón a Palacios al saque de un corner. Lo lanzó Merino al poste. Pero se rehizo con paciencia el Numancia de la fatalidad, al igual que Osasuna, ya más entregado a la labor de dejar pasar los minutos, perdió alguna ocasión clara de gol para el 1-3.