El Valencia sigue plano (0-0)
Empatado con el Zaragoza, el Valencia lleva 10 partidos sin ganar
Décimo partido consecutivo del Valencia sin ganar. Es como si la plantilla se hubiera conjurado para echar a Ranieri o para amargar el estreno como presidente de Juan Soler, que aún no ha visto un solo triunfo de los ché. Es como para dejarlo. Ranieri no encuentra con la fórmula para reactivar un proyecto que la campaña pasada fue campeón: Liga y UEFA. En un triste partido, donde incluso Javi Moreno le perdonó la vida, el Valencia no pasó del empate sin goles, el resultado más justo para el pobre espectáculo ofrecido por ambos contendientes durante una noche patética en Mestalla.
El Valencia, con algunos cambios que no tuvieron efecto aparente, sigue con un preocupante encefalograma plano. No pudo, en ningún momento, superar la presión del Zaragoza, ése que le zarandeó en la Supercopa veraniega. Sólo un disparo a puerta, de Sissoko, fue el bagaje ofensivo de un Valencia chato, enquistado, sin confianza. La afición, paciente al principio, se arrancó en silbidos mediada la segunda parte, aunque luego se tranquilizó con la mejoría final, en la que hasta Angulo pudo marcar de potente disparo alto.
El 0-0, en cualquier caso, fue merecido. Porque el Valencia quiso un poco más que el oponente pero no pudo y porque el Zaragoza vino, aparentemente, a dejar las gafas en el marcador puestas. El aburrimiento, desde luego, dejó petrificado al respetable de Mestalla. En otras épocas, el fútbol local no era de 'show-time'. Pero se ganaba con comodidad y asiduidad. Ahora no. Qué va.
Apostó algo más el Valencia por tocar el balón con sentido vertical, que es como se gana un partido de fútbol. Pero pese a las buenas intenciones, los de Ranieri se quedaron de nuevo a cero. Y patatero. Incluso el Zaragoza, al que le faltó jerarquía para vencer, dispuso de las mejores ocasiones. Javi Moreno, con un poste a los 51 minutos y un remate pifiado a los 77, demostró por qué salió del Atlético y permitió sumar algo a los locales. Sólo una falta de Aimar, que salió alta, fue lo acumulado ofensivamente por un Valencia al que le anularon justamente un gol de cabeza a Baraja, por fuera de juego. Ni el árbitro ni nada. El Valencia no tiene a qué agarrarse. Su fútbol no convence y ya no sirve para escalar en la clasificación.
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