_
_
_
_
Crónica:FÚTBOL | 34ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Barça se gradúa ante el mejor Madrid

El equipo catalán remonta un gol aupado por Ronaldinho y la buena suerte

Si el Real Madrid fue algún día el equipo del Gobierno, si el Real Madrid fue alguna vez la niña bonita de Dios, el viento ha virado esta vez de dirección. Si el Real Madrid es el mejor plantel del mundo, si el Real Madrid es de otra galaxia, el Barcelona ha demostrado hoy que es mortal. Indolente y acorralado, salvado por los hados en jugadas en las que lo inverosímil era errar, el equipo catalán ha apelado a su alegría de vivir ante la esforzada máquina de matar galáctica. Y se ha llevado el gato al agua.

En un partido digno de anuncio de calzado deportivo se tratara, el resultado hubiera sido lo de menos si media España no se la jugara contra la otra, y el Valencia no esperase agazapado la caída de la estatua blanca para erigirse en su lugar como campeones de Liga. Y lo cierto es que el Real Madrid no ha decepcionado: ha sido brillante, memorable. Pero ha perdido. Se puede ser muy bueno sin ser el mejor.

Quizá si hubiera estado Ronaldo hubiera sido diferente. Quizá con Ronaldo el Real Madrid no hubiera derrochado la primera parte estrellado contra los hados. Pero Ronaldo no estaba, y la sombra de su ausencia es alargada. Quiso ser Dios Solari, y marcar en 30 segundos, pero la gloria sólo habla brasileiro. Sin espacio para sobresaltos, el césped del Bernabéu se tornó mesa de billar y el Madrid se empeñó en demostrar que a calidad nadie le gana, mientras el Barça, al principio valiente y luego menos, comenzaba a recular hacia su área.

Y pasada la media hora de partido, tuvo que bajar Dios a sacarles de debajo de la portería, y de paso impedir que el balón ocupase su lugar. En el minuto 36, Valdés rechazaba un disparo de Zidane sin poder atraparlo. El portero azulgrana no le perdió ojo sin embargo al balón, y pudo parar el remate de Raúl. El balón voló a los pies de Roberto Carlos, que lo fusiló hacia la red. En su camino se encontró sin embargo la cara de Pujol. Y no fue gol. Dos minutos después, Valdés paraba una falta de Beckham, y Raúl remataba al larguero; aún pudo intentarlo Figo, pero el portero azulgrana sacó una mano y... no fue gol.

La primera parte terminó con un tiro de Figo, que, tras regatear a Reiziger en el borde del área, se coló hasta la cocina muy escorado, demasiado quizá. Terminó el balón en el lateral de la red. El descanso sólo sirvió para reiniciar el partido: la mesa de billar quedó dispuesta de nuevo para contemplar el mejor fútbol posible, al tiempo que el Barça iniciaba lentamente de nuevo su retirada ordenada. Y de nuevo el Madrid se estrelló contra la suerte.

A los ocho minutos, Valdés demostraba de nuevo su grandeza en una mano a mano con Zidane. Pujol despejó el balón, pero Figo lo volvió a intentar y de nuevo salvó los trastos Valdés. Corner. Y aquí se acabó la suerte del Barça: Solari se encontró un balón suelto y la cruzó al fondo de la red. Y entonces el Barça de repente se dio cuenta de que quería ganar.

Rijkaard quitó del campo a Saviola y Overmars y metió a Luis Enrique y Kluivert, porque a veces vale más tentar a la suerte que esperar un milagro. Un minuto después, Van Bronckhorst se escaba sólo y picaba el balón por encima de Casillas, para que el delantero holandés marcase sólo ante la red de cabeza. Poco le había costado al Barça conseguir lo que al Madrid se le resistió largo y tendido, así que decidió creérselo y comenzó a tutear al rival, con lo que el partido degeneró en una preciosa batalla de fútbol de filigrana.

En el minuto 68, Figo decidió en el último instante, antes de arrancar el balón de las piernas de Pujol limpiamente, que igual era mejor subir un poco el pie y pegar un plantillazo al jugador catalán. El árbitro se dio cuenta, y le mandó a la ducha con su segunda tarjeta amarilla. Se le apagó la luz, tembló, pero aún así el Real Madrid pudo marcar. Pero marcó el Barça. Marcó un jugador que no es galáctico sino de otra galaxia, Ronaldinho. Bueno, en realidad el brasileño no marcó, porque lo suyo es hacer marcar: con una vaselina superó a toda la defensa y dejó el balón en el pie de Xavi, que repitió el movimiento por encima de Casillas. Y el Barça ganó, sin trampas y ante el mejor Real Madrid de los últimos tiempos, ganó casi tanto como el fútbol con este partido. Amén.

Vab Bronckhorst, Luis Enrique y Kluivert celebran con Xavi el segundo gol del Barça.
Vab Bronckhorst, Luis Enrique y Kluivert celebran con Xavi el segundo gol del Barça.AP

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_