Goles, victoria y poco más

España tuvo la virtud, quién sabe si por agradecimiento a los miles de peruanos que se acercaron para dar color a la montaña mágica, de convertir a la selección sudamericana en una gran potencia del universo futbolístico. Con un sistema desencajado formado por jugadores ausentes o perdidos, Perú tomó el mando de las operaciones y puso a prueba a Casillas, afortunadamente acostumbrado a estas cosas ya en el Madrid.

La media hora sirvió para calibrar a Pizarro, que el próximo martes vestirá con el Bayern frente a las huestes de Queiroz, refrescar la memoria con Solano o descubrir a un lateral izquierdo punzante de verdad como Hidalgo. Una jugada bien traída por esta banda fue la que propició el primer gol peruano, un remate perfecto del jugador del Newcastle a la escuadra de Casillas.

Siete minutos después, y con los de las nuevas camisetas rojas mirando, fue Hidalgo, con un tiro al larguero, el que alertó a la comunidad peruana de aquello podía traer fiesta. La cosa es que fue un aviso también para España, que se puso las pilas apenas desplegó el juego por las bandas.

En su primera comparecencia en el partido, una internada de Vicente por la izquierda terminó con un volea de Etxeberria desde el punto de penalti. Dos minutos después, otro pase del valencianista, esta vez desde la derecha, lo remató Baraja de cabeza para poner las cosas en orden. Al menos el marcador, porque ni antes ni después de ponerse por delante, las pruebas del seleccionador dieron mucho de sí.

Mejor con Albelda al lado

Más bien la prueba, que era la de Xabi Alonso junto a Baraja. El ensayo se mostró inquietante, en cuanto a que son dos jugadores que ocupan el mismo espacio, y fallido, en cuanto a que dejó en el aire la sospecha de que tanto Xabi como Baraja se entenderían mejor con Albelda. El resto siguió alimentando el run-run de la falta de un delantero nato con el que se entendiera mejor Raúl de segunda punta. ¿Y entonces Valerón? El eterno rompecabezas.

La segunda parte trajo a un espontáneao peruano amante de su patria, el carrusel de cambios y poco más. Descubrió a un Tamudo que se está ganando a pulso un puesto en Portugal, a un Luque que, con permiso de Reyes, puede ocupar con garantías la banda izquierda y a un Raúl Bravo devuelto a su posición natural de lateral zurdo, el otro punto flaco del combinado de Sáez.