_
_
_
_
_
VIOLENCIA EN EL DEPORTE

Aumenta a cinco el número de detenidos por los disturbios del Sevilla-Betis

El guardia de seguridad agredido sufre fractura del tabique nasal y fisura en varias costillas

Agentes de la Policía Nacional han detenido en las últimas horas a otros dos aficionados presuntos autores de la brutal agresión a un guardia de seguridad del estadio Ramón Sánchez Pizjuán poco antes del partido Sevilla-Betis, jugado ayer. Con las nuevas detenciones son cinco los presuntos implicados en los incidentes del derby sevillano, en el que otro hincha saltó al terreno de juego y agredió a Prats, el portero bético.

Más información
Radicales sevillistas apalean a un vigilante
El Betis desperdicia su gran media hora
Peña se queda sin castigo
El Gobierno tramita penas más duras para la violencia en el deporte
Interior pide a los clubes que cierren los estadios a los ultras
Claves:: Violencia impune
Reportaje:: El fútbol vuelve a dar miedo
La Liga de Fútbol:: Envíe una carta sobre el tema

De los nuevos detenidos uno es un menor, del que no se ha facilitado su identidad, y el otro es un joven de 20 años, Diego R.T., quien mañana pasará a disposición judicial, ha informado un portavoz de la Jefatura Superior de Policía de Sevilla. Mientras que el menor pasará a disposición del fiscal de menores.

Los otros detenidos, anoche, son Francisco C.P., de 29 años, quien saltó al terreno de juego y empujó por la espalda a Prats; Mario S.A., de 28, por resistirse a la policía al negarse a retirar una pancarta que incitaba a la violencia, y Samuel F.F., de 23, uno de los presuntos agresores del guarda de seguridad. Un portavoz del Sevilla ya ha confirmado que Francisco C.P., abonado del club, será expulsado de por vida.

La policía continúa con las investigaciones para identificar y detener a cuantos aficionados violentos participaron en la acción contra el guardia de seguridad Antonio Orreo Montes, de 33 años, quien sufrió fractura del tabique nasal y fisura en varias costillas.

Orreo ha declarado respecto al suceso: "Me empezaron a escupir y fui para allá para tranquilizar los ánimos, sin medir el peligro porque no parecía que fuera a ocurrir nada, pero no fue así". "Cuando me acerqué se tiraron varios a donde yo estaba y recibí patadas y puñetazos de todos lados. No me pude ir porque cuando lo intentaba vi que algunos me cerraban el paso". "No entiendo cómo estos niños pueden tener esa agresividad tan descomunal. No lo entiendo, de verdad", ha añadido este vigilante.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_