España se entrena a gusto
La selección de Camacho goleó con escándalo en Belfast a una pobrísima selección de Irlanda del Norte
A falta de un mes para volar a Corea, España cerró su precalentamiento en Europa con el ensayo más comodón del año. Frente a un equipo sin pedigrí alguno y encima descuartizado por las ausencias, la selección se entrenó bien a gusto, sobre todo en el segundo tiempo, cuando machacó a la muchachada local con un juego agradable, directo y rotundo. Cierto que el rival, en contra de lo que pensaba Camacho, en nada se asemejó a lo que será Eslovenia en el bautizo mundialista del 2 de junio, puesto que es difícil pensar en algún equipo al que le hagan un gol tras dos taquitos dentro de su área -como el quinto tejido ayer por España-, pero la selección al menos recuperó el placer por el juego y se sacudió a tiempo la pereza de la primera parte. Y ya es mucho en estos días.
IRLANDA DEL NORTE 0| ESPAÑA 5
Irlanda del Norte: Taylor (Carroll, m. 46); Nolan, Hughes, Williams, McCartney; Gillespie (McCourt, m. 76), Feeney (McEvily, m. 63), Horlock, Johnson; Elliot y Healy. España: Cañizares (Casillas, m. 74); Puyol, Hierro (Sergio, m. 74), Nadal (Curro Torres, m. 46), Juanfran; Joaquín (Mendieta (m. 46), Baraja, Albelda (Helguera, m. 46), De Pedro (Valerón, m. 46); Raúl y Morientes. Goles: 0-1. M. 23. Raúl, en el segundo palo, remata con el muslo derecho un balón de córner. 0-2. M. 47. Baraja, de espaldas a la portería, recibe un balón de Raúl al borde del área, controla con la derecha y, a la media vuelta, remata con la izquierda. 0-3. M. 53. Zurdazo de Raúl desde el borde del área que golpea en el poste derecho y entra en la portería. 0-4. M. 68. Puyol remacha un balón que soltó el portero tras un remate de Helguera. 0-5. M. 77. Raúl pasa de tacón a Valerón, que la deja de tacón para que Morientes remate. Árbitro: Kenny Clark (Escocia). Unos 20.000 espectadores en el Windsor Park de Belfast. Noche lluviosa. Terreno de juego en buen estado.
Fue Raúl, quién si no, el encargado de abrir la lata cuando el partido se volvía insoportable. Al madridista le puede la hambruna. Es insaciable. Sólo a partir de su voracidad se entiende que con sólo 24 años acuda a Corea como el tercer mejor goleador en la historia de la selección, con la que ha marcado en cinco años y medio 25 goles en 51 partidos. Con sus dos tantos de ayer descolgó a Di Stéfano (23) y ya se da de bruces con Butragueño (26) y Hierro (27).
Al margen de que Raúl engordara su botín, sobre todo con un segundo gol maravilloso, por delicado, el partido sólo dejó algunas huellas cuando los norirlandeses se quedaron sin oxígeno. A estas alturas del curso, los jugadores españoles viven sofocados por sus respectivos asuntos domésticos, que no son cualquier cosa. Sienten que hasta Corea les queda un viaje lunar y, como es lógico, en Belfast expusieron lo justo. Máxime con el inquietante traspié de Tristán el día anterior. Como el rival resultó invisible y la lluvia sostenida sobre Windsor Park acentuaba el peligro de un resbalón inoportuno, la primera parte resultó del todo plomiza.
De entrada, Camacho mantuvo el perfil del 4-4-2, con Joaquín y De Pedro por las orillas, Albelda y Baraja en el ancla, Raúl de enganche y Morientes a la caza. La apuesta resultó un tanto hueca. Joaquín y De Pedro, los más aplicados junto a Raúl, dieron algo de vuelo al equipo. El bético, fallón para meter la rosca desde los costados, sí demostró desparpajo y una interesante capacidad para asaltar el área contraria con oportunas diagonales en dirección al punto de penalti. En De Pedro, como ya es conocido, se advierte a un jugador de buenos recursos técnicos, con una pegada contundente con la zurda, pero corto en carrera. De ahí que no le beneficiara el escaso apoyo que tanto a él como a su colega de la otra banda, le prestaron los laterales, demasiado cómodos en la cueva, sin enemigos a la vista. Porque los norirlandeses, que ya de por sí son poca cosa, tenían doce bajas. Un dato: de su equipo titular sólo cuatro jugadores desfilan en la Premier inglesa, los demás eran todos de equipos secundarios. Ante un conjunto tan agrietado a España le faltó determinación, dar al juego algo de brío, porque nada retuerce más a un equipo que una circulación veloz de la pelota.
Justo lo que hizo España tras refrescarse en el descanso. Camacho dio vuelta a su esquema inicial y envidó con la otra variante mundialista que tiene subrayada en su pizarra y, sin duda, el equipo lo agradeció. Visto que el rival era una cenicienta en ataque, situó a Puyol como central, junto a Hierro. Un recurso que empleará más de una vez en Corea, cuando los contrarios abusen de los pelotazos y se encojan demasiado. Pero el cambio más relevante se produjo en la sala de máquinas. Los cuatro centrocampistas quedaron reducidos a tres -Mendieta, Helguera y Baraja-, que hicieron de escoltas para Valerón, Raúl y Morientes. Una alternativa a la francesa, sin duda el equipo que más admira Camacho y que protege de la misma forma a sus tres puñales (Zidane, Henry, Trezeguet).
El trastoque de Camacho animó la noche. España mejoró notablemente y el equipo dio la sensación de mostrarse más cómodo. En cinco minutos, el tiralíneas de Valerón terminó por agotar a los norirlandeses, asfixiados también por el empuje de Baraja, que se enchufó al partido de forma espléndida. En Baraja, Camacho tiene un futbolista recio, muy capaz para el quite, ordenado en la dirección del equipo y con una llegada explosiva, por su capacidad para irrumpir por el sitio preciso y resolver con dinamita. Hoy por hoy, resulta impensable una selección sin Baraja. Como cuesta creer que Valerón no sea el faro de España. Con ellos en alza, Raúl haciendo de Raúl y Tristán recuperado, la selección se vuelve más chisposa, menos anodina. Camacho tiene dos vías y poco más de un mes para inclinarse por una u otra. Cuando llegue la hora de la verdad no podrá dudar.
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