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LIGA DE CAMPEONES

Se enfadó Raúl y se acabó el Anderlecht

El Madrid termina con goleada un partido que el cuadro belga ganaba en el descanso

Se enfadó Raúl y lo pagó el Anderlecht, que padeció la ira del delantero madridista. Había fallado dos goles en el primer tiempo y le sonó a cuerno quemado. No hubo forma de pararle en el segundo tiempo, no tanto por sus dos goles como por su decisión de gobernar el partido ante un equipo simplón.

El Anderlecht aprovechó cierta indolencia del Madrid para colocarse con ventaja, pero no hubo posibilidad alguna de sorpresa. Cuando se avivó Raúl se terminó el partido y la primera fase de la Copa de Europa: el Madrid está prácticamente clasificado.

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El Madrid se tomó el partido con fastidio y pereza, convencido de una victoria que alcanzó en una buena segunda parte. A media máquina demostró que hay un mundo de diferencia con el Anderlecht, representante de un fútbol que está en crisis desde hace tiempo. Los equipos belgas se ganaron un día fama de rocosos y nunca les faltó un par de jugadores decentes. Y hasta alguno tuvo cartel de estrella, como Van Himst o Van Moer. Pero el declive belga es incuestionable. En eso pensaban los jugadores del Madrid cuando salieron a jugar. Se lo tomaron con un aire de suficiencia que dañaba la intensidad de su juego y el rigor táctico, que no distingue precisamente a este equipo. Y al Anderlecht con un pelotazo a Dindane le bastó para amenazar a Casillas.

Dindane pertenece a la raza de delanteros que más daño causa a los centrales del Madrid. Es rápido, potente y se mueve por los dos costados. Y Dindane avisó en un mano a mano que resolvió Casillas con su habitual eficacia. No pudo detener el segundo, bien ejecutado por el delantero del Anderlecht, que se escapó de los centrales con una facilidad inexplicable.

La hinchada recibió con sorpresa y bastante enfado el gol belga. La gente no había acudido al Bernabéu con la idea de asistir a un partido complicado, y desde luego nadie estaba preparado para una derrota del Madrid. Por juego parecía imposible. Era un Madrid medio indolente, con poco filo, pero infinitamente mejor que el Anderlecht, que sólo podía resistir y buscar a Dindane. No se movió ni un milímetro del plan. No le quedaba más remedio. Eso y esperar que no se despertara la fiera. Durante el primer tiempo, el Madrid dispuso de numerosas oportunidades, pero no hubo manera. La falta de intensidad en el juego estuvo acompañada por la ausencia de fiereza en el área. Hasta Raúl hizo agua en en un par de ocasiones, cosa rara porque Raúl no se relaja nunca. Perdió sus oportunidades y se le torció el gesto, y eso es lo peor que le podía pasar al Anderlecht.

La venganza de Raúl fue bíblica. Pocos jugadores en el mundo son tan competitivos como el delantero del Madrid, ni tienen su sentido del pudor. Dos errores le parecieron excesivos y se sintió en la necesidad de repararlos. El público estaba dispuesto a echarle en cara la dejadez a su equipo, pero el Madrid reaccionó de forma fulminante en el arranque de la segunda parte. Celades recordó su época de llegador en el Barça y marcó el tanto del empate, prólogo del chaparrón que protagonizó Raúl, dueño del partido desde ese momento.

Raúl anotó el segundo y el tercero, éste de categoría extra: una vaselina perfecta que levantó ovaciones. No hay una vaselina que no le guste, porque el hombre se atreve con todo. La presencia de Raúl en el juego madridista fue exhaustiva, con lo que eso significa. La defensa del Anderlecht no encontró antídoto para detenerle. El equipo belga se despertó del sueño y se vio ante la realidad de una derrota contundente. Los goles sirvieron para medir la distancia entre los dos equipos y para animar a algún jugador, como Celades, que ha asumido con demasiada complacencia su papel de suplente. Celades sabe jugar, puede descolgarse hasta el área, tiene remate y llega por sorpresa. Pero pocas veces ha sido capaz de poner en orden todas esas cualidades, quizá porque se ha aburguesado en el banquillo. Con más fiebre, Celades puede contribuir en más áreas que Flavio. A Makelele le viene mejor que el brasileño, eso está fuera de duda. Tampoco hay dudas de que el Madrid se maneja en el Copa de Europa con una seguridad insultante.

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