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ATLETICO DE MADRID 2 - EXTREMADURA 0

El infierno se anima

El Atlético derrota al Extremadura y se acerca a dos puntos de la tercera posición

La grada se despertó excitada, pensando a toda velocidad, anticipando mentalmente los acontecimientos, contándose el cuento de la lechera de que el Atlético, ocho meses después de comenzar su aventura en el infierno, se ponía al fin en un puesto de ascenso. Y las carambolas lo propiciaban inicialmente en parte, sí, pero faltaba lo principal: que además de perder el Betis y el Recreativo, ganasen los suyos.

Y los suyos, los de ahí abajo, no parecían darse por enterados. Los jugadores del Atlético seguían dormidos, incapaces de juntar tres pases seguidos ante un Extremadura poco mordaz y extraordinariamente ordenado, y mucho menos de acertar a lanzarle algún arañazo.

El Atlético, muy en su papel, decidía cruzarse de brazos, regresar a su peor versión, cuando la semana le ofrecía un panorama enteramente favorable. Si se trata de revertir lo imposible, entonces sí, el Atlético se crece.

Pero si la cosa va de rematar una tarea aparentemente sencilla, entonces los rojiblancos se recrean en su célebre fatalidad y coquetean con un patinazo de aúpa.

Así ocurrió en el Manzanares durante la primera mitad, con la hinchada al filo de un ataque de nervios y el Atlético metido de lleno en un suspenso general, indiferente a lo que cantaba la jornada. —también al tanto del empate del Betis, que le ensuciaba un poco las expectativas—. Minutos y minutos de posesión ficticia rojiblanca, pero ningún ataque de envergadura, ninguna acción elaborada que llevarse a la boca. Al contrario, los sustos, las amenazas fundadas de gol, partían siempre del bando contrario.

Y además, a los fiascos individuales de costumbre —Mena—, a los recientes —Salva, Aguilera—, se unían algunas muestras de inseguridad de los que no suelen fallar —Njegus, Juan Gómez, Dani—. Toda la buena pinta que ofrecía el día desde lejos se convertía en mala desde cerca. Porque el Atlético, a tenor de su actuación en la primera mitad, se invitaba a temerse lo peor.

Pero claro, cuando del Atlético se teme lo peor, llega lo mejor. Así es este equipo, no le den más vueltas.

De modo que tras el descanso, salió otro equipo al césped del Calderón, éste ya sí decidido a rentabilizar la jornada con los tres puntos. Sin excesos, que no está la categoría para demasiadas alardes, pero sí con la determinación debida para meterse en faena con la convicción de ganar sí o sí. Hugo Leal agarró el equipo del asa y empezaron a lloverle socios —incluso gente como Mena y Aguilera, que acabaron el primer tiempo para el arrastre—. Apareció al fin el Atlético, con combinaciones rápidas y profundas, y el Extremadura, además de desaparecer del mapa, sufrió las consecuencias. Los rojiblancos dominaban, como antes, pero ahora también llegaban.

Pasada la media hora de juego, Hugo Leal recibió la pelota en el balcón del área, levantó la cabeza y zanjó la cuestión con un pase raso hacia la izquierda, por donde irrumpió solo Salva para destrozar la red con un zurdazo cruzado. Volvió el mejor Salva, el delantero letal de la primera vuelta, para redimirse de su flojera reciente. También marcó el penalti del 2-0. Pero por entonces, como el Betis ya ganaba y el Recre empataba, la jornada ya no le sabía tan bien al Atlético. No agarró el puesto de ascenso con el que soñó al comienzo de la tarde. Pero sigue su remontada. Ya es cuarto, tiene al tercero, el Tenerife, a dos puntos, y a tres al segundo, el Betis, que el domingo visita al líder. El infierno se anima.

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