Una región singular y sorprendente a menos de una hora de Madrid
El enoturismo vertebra el suroeste y sureste de la Comunidad de Madrid, la excusa perfecta para descubrir una región que ofrece de todo. Desde villas, castillos o escenarios clave de la Historia, hasta viajes en el tiempo en locomotoras a vapor o a través de los inventos de los hermanos Lumière
Más allá del patrimonio que guarda la ciudad de Madrid, el corazón de la comunidad autónoma, se esconde una región que también bombea cultura, historia y tradición. Y no solo eso: también encierra un entorno natural que da sentido a todo cuanto acontece, con un marcado carácter vitivinícola que se aferra a la tierra pese al avance de la urbanización. La denominación de origen (DO) Vinos de Madrid se extiende por cuatro subzonas, marcadas por cuatro poblaciones: de oeste a este, San Martín de Valdeiglesias, Navalcarnero y Arganda del Rey y, al norte, El Molar, la última en incorporarse. Cinco de los municipios que se encuentran en este territorio vitivinícola pertenecen a la red Villas de Madrid, un reconocimiento de carácter regional a su autenticidad rural e infraestructura turística.
A menos de una hora de la capital esperan al viajero pantanos navegables, castillos medievales, pinacotecas y museos que hacen las delicias de los amantes del cine o de la Historia, viajes en el tiempo a bordo de locomotoras que ahora solo se pueden ver en las películas o majestuosos animales en peligro de extinción. El vino es la excusa perfecta para descubrir qué hay más allá de Madrid.
ALLÁ DONDE NOS LLEVE EL VINO
“El enoturismo es uno de los recursos turísticos más importantes de la región de Madrid. Permite al visitante descubrir el inmenso patrimonio cultural e histórico que albergan los 70 municipios que se han construido bajo esta tradición vitivinícola”
Un guardés de un castillo, una uva regia y otros tesoros de la Sierra Oeste
Aunque su apellido es Corona, Víctor no procede de la realeza ni de la nobleza, que él sepa. Sin embargo, sí pasa los días en un castillo. Es el guardés del de la Coracera, en San Martín de Valdeiglesias, una de las cinco fortalezas que Álvaro de Luna, la mano derecha del rey Juan II de Castilla, levantó en la zona centro de la Península en la Edad Media, incrementando su patrimonio. Desde esta fortificación, que domina el pueblo y que guarda la entrada a la Sierra Oeste de Madrid, Corona, vecino de este municipio madrileño, nos descubre en este vídeo el rico patrimonio histórico y natural de esta subzona vinícola, la única que puede presumir de tener una uva autóctona y regia: albillo real.
Dulces para retorcerse de gusto
En el pueblo de San Martín de Valdeiglesias existe otro patrimonio del que los sanmartineños están orgullosos, un tesoro gastronómico afamado en la comarca: los retorcidos. Un dulce típico a base de harina, almendras, piñones, orujo y otros ingredientes que, como su nombre indica, se caracteriza por estar retorcido. En pastelerías como El Pinche Goloso, en el centro del pueblo, acostumbran a tenerlos recién hechos cada día. El truco está en aromatizar con una cáscara de naranja el aceite con el que se freirán posteriormente. Para que adquieran esa forma de espiral, se cocinan enrollados en cañas naturales.
Un tesoro natural y el enclave idóneo donde descubrirlo
Ubicada en el rincón más occidental de Madrid, la Sierra Oeste tiene su propio encanto. Una región de diferentes ecosistemas como dehesas, encinares o pinares, hogar de fauna autóctona como el águila imperial ibérica, el buitre negro, la cigüeña negra o mamíferos como el gato montés o el tejón. Una comarca en la que también se trabaja para la recuperación de estas y otras especies, declarada como Lugar de Interés Comunitario y Zona de Especial Protección para las Aves de los Encinares del río Cofio y río Alberche, denominada como ZEPA 56.
En el corazón de este enclave natural, en el municipio de Chapinería, se encuentra el Centro de Educación Ambiental (CEA) El Águila, un espacio de la red pública para descubrir esta zona a través de exposiciones, rutas guiadas y todo tipo de material didáctico. Además de los tesoros naturales de la Sierra Oeste, en este CEA se puede conocer el patrimonio histórico-cultural de la comarca, como los diferentes asentamientos históricos (celta, romano o árabe, entre otros), tradiciones y fiestas que han perdurado hasta la actualidad y otro tipo de acontecimientos de gran relevancia como la batalla de Brunete, uno de los conflictos más sangrientos de la Guerra Civil y más importantes para la defensa de la capital del asedio sublevado.
El pueblo de los homenajes al cine y a la Historia
Pocos vecinos del municipio de Villarejo de Salvanés, en el sureste de la Comunidad de Madrid, podrían creer que aquella sala de cine que regentó durante décadas la familia Jiménez se convertiría un día en un homenaje al séptimo arte que atraería a miles de visitantes cada año. Carlos Jiménez, un coleccionista madrileño de piezas cinematográficas y heredero de la familia, lo convirtió en el Museo de Cine Profesional y Tecnológico de España en 2012, un espacio que alberga hoy más de 500 proyectores de cine –entre ellos, un par de los hermanos Lumière, precursores de la cinematografía moderna–, 22.000 carteles de películas y otras piezas únicas.
Mucho antes de la llegada del cine, Villarejo de Salvanés también fue protagonista de otros acontecimientos históricos. En este municipio se conmemoró la victoria de la batalla de Lepanto, en el siglo XVI, el mayor enfrentamiento naval de la era moderna, que libró la conocida como Liga Santa (imperio español, República de Venecia y los Estados Pontificios) contra el imperio otomano. De esta guerra destacó la actuación de los Tercios, formaciones de infantería de la casa Austria formadas íntegramente por soldados profesionales -no mercenarios- que revolucionaron la guerra moderna en Europa incorporando por primera vez al uso de las armas blancas las armas de fuego. A esta división también se rinde tributo en Villarejo con un reciente museo ubicado en la torre del Homenaje, una fortaleza del siglo XIII.
Tras los restos de la batalla del Jarama
A principios de 1937, la ciudad de Madrid, leal a la República tras el estallido de la Guerra Civil, se encontraba prácticamente rodeada por el ejército sublevado. Todas las carreteras de entrada a la capital estaban bajo su control salvo la de Valencia, vía de entrada de los suministros hacia la capital. En esta situación, se planeó una maniobra envolvente sobre la ciudad para forzar así su rendición. El escenario fue el territorio próximo al río Jarama, en el sureste de Madrid, cauce que daría nombre a la contienda.
La batalla del Jarama cuenta con un museo en la localidad de Morata de Tajuña. Y aún hoy se avistan desde los senderos que recorren esta comarca numerosos vestigios de la guerra (abajo, una pequeña guía para ubicar y conocer algunos de ellos). Este paraje ha sido denominado Parque Histórico de la Batalla del Jarama a petición de los ayuntamientos de Arganda del Rey, Morata de Tajuña, San Martín de la Vega y Rivas-Vaciamadrid.
Cuando los Reyes Magos llegaron en tren y no en camello
El 6 de enero de 1994, los Reyes Magos no llegaron a la capital en camello como acostumbraban, sino que lo hicieron a bordo de una locomotora a vapor. Un día antes se inauguró el Tren de Arganda, una iniciativa impulsada por el Centro de Iniciativas Ferroviarias Vapor de Madrid (CIFVM), una entidad sin ánimo de lucro compuesta por amantes de los trenes.
Sus majestades de Oriente fueron los primeros en usar este ferrocarril histórico que había estado en desuso desde hacía dos décadas, pero no los únicos. Desde entonces, el Tren de Arganda –como se le conoce– se ha convertido en uno de los reclamos turísticos de la región sureste de Madrid, especialmente para el público familiar. El veterano convoy (un modelo alemán de 1925) realiza un recorrido de cuatro kilómetros por el único tramo preservado del antiguo Ferrocarril del Tajuña. Un trayecto para rememorar cómo se viajaba en estos trenes y conocer el desempeño de oficios ya desaparecidos, como el de fogonero o el de guardafrenos.
La esencia de la monumentalidad de Madrid
En el corazón de la ciudad de Madrid se encuentran algunas obras arquitectónicas de gran renombre: el Palacio Real, la catedral de la Almudena, la Puerta de Alcalá, el Museo del Prado o el Banco de España, entre muchas otras. Joyas monumentales cuya materia prima salió de las entrañas de otro lugar, no muy lejos de donde se levantaron. A 55 kilómetros de la capital madrileña, en el término municipal de Colmenar de Oreja, se encuentra la cantera de la que se extrajo la piedra caliza que hoy luce imponente en estos monumentos y que todavía se utiliza para restaurarlos.
Para conocer los secretos de este material mineral, su extracción y uso a lo largo de los siglos, se puede visitar el Museo de la Piedra, un proyecto privado de Narciso Figueroa, vecino de Colmenar de Oreja, ubicado en su propia finca. También dispone de un horno para cocer tinajas, aún funcional. Su fabricación para la elaboración y conservación del vino fue uno de los motores económicos del pueblo hasta principios del siglo XX, llevando la tinaja de Colmenar de Oreja a bodegas de otras partes de España.
No se puede abandonar el municipio sin visitar una extraordinaria pinacoteca: el museo dedicado al pintor oriundo Ulpiano Checa (1869-1916). Considerado uno de los artistas más prestigiosos del eclecticismo decimonónico europeo, jamás obtuvo en vida el reconocimiento merecido. Realizó sorprendentes encuadres de clásicos de la literatura como Ben-Hur (1880), de Lewis Wallace, anticipando la llegada del cine en el siglo XX: estas escenas, por ejemplo, sirvieron como inspiración al cineasta Willian Wyler para llevar la novela de Wallace a la gran pantalla en 1959.
1. La piedra caliza de Colmenar de Oreja se utilizó para construir el Palacio Real de Madrid, en 1735, y más de un siglo después, en 1883, la catedral de la Almudena. Foto: Getty / Malcolm P. Chapman
2. ‘La ninfa Egeria dictando a Numa las leyes de Roma’ (1885), de Ulpiano Checa. Del pintor destacaba su increíble facilidad para reproducir escenarios que descubría en los libros. Foto: Museo Ulpiano Checa, Colmenar de Oreja
3. 'Carrera de carros romanos’ (1890) que puede verse en el Museo Ulpiano Checa de Colmenar de Oreja y que inspiró algunos carteles y planos de la película 'Ben-Hur'. Foto: Museo Ulpiano Checa. Colmenar de Oreja. Madrid
1. La piedra caliza de Colmenar de Oreja se utilizó para construir el Palacio Real de Madrid, en 1735, y más de un siglo después, en 1883, la catedral de la Almudena. Foto: Getty / Malcolm P. Chapman
2. ‘La ninfa Egeria dictando a Numa las leyes de Roma’ (1885), de Ulpiano Checa. Del pintor destacaba su increíble facilidad para reproducir escenarios que descubría en los libros. Foto: Museo Ulpiano Checa, Colmenar de Oreja
3. 'Carrera de carros romanos’ (1890), que puede verse en el Museo Ulpiano Checa de Colmenar de Oreja y que inspiró algunos carteles y planos de la película 'Ben-Hur'. Foto: Museo Ulpiano Checa, Colmenar de Oreja.
Hectáreas 8.900
Variedades de uva
Blanca
- Airen
- Albillo Real
- Malvar
- Parellada
- Torrontes
- Viura O Macabeo
- Moscatel De Grano
- Menudo
- Sauvignon Blanc
Tintas
- Merlot
- Tempranillo
- Syrah
- Petit Verdot
- Graciano
- Garnacha Tintorera
Vinos elegantes que se aferran al territorio
La Denominación de Origen (DO) Vinos de Madrid está repartida en cuatro subzonas: Arganda del Rey, Navalcarnero, San Martín de Valdeiglesias y El Molar. Teniendo en cuenta la presión que ejerce la realidad urbana sobre el sector agrario en una comunidad autónoma como Madrid, todavía se mantiene una superficie importante de viñedo y muchas familias siguen aún ligadas a esta actividad.
Los vinos tintos suelen ser de cuerpo intenso y muy afrutado. Destacan los de uva garnacha por ser suaves en boca, y los tempranillos, potentes y redondos. De los blancos, también afrutados y con muchos matices, sorprende su elegancia, un sabor que se obtiene de las grandes diferencias de temperatura que sufren los viñedos entre el día y la noche.
RENFE TE ACOMPAÑA
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Estaciones: Puerta de Atocha, Chamartín
LARGA DISTANCIA
Conexiones diarias desde y a Madrid:
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Málaga (26)
Sevilla (36)