‘Bodegón con fantasmas’: el cine absurdo español sigue bebiendo de Cuerda
Con un sentido lúdico asentado en el humor negro, el casticismo, el destierro de la lógica y un cierto surrealismo, Enrique Buleo dirige una obra que esquiva el concepto de ocurrencia
El disparate y el absurdo siempre han tenido buen predicamento en la literatura y el cine españoles. Y en la vida, ni hablamos. Con un hilo conductor que va desde las influencias pictóricas de Goya y Solana, las de revistas como Gutiérrez, Hermano Lobo y La Codorniz, pasando por grupos tan relevantes como la otra generación del 27, los nuevos han ido siguiendo a los anteriores como estruendosa forma de contagio, y con un sentido lúdico asentado en el humor negro, el casticismo, e...
El disparate y el absurdo siempre han tenido buen predicamento en la literatura y el cine españoles. Y en la vida, ni hablamos. Con un hilo conductor que va desde las influencias pictóricas de Goya y Solana, las de revistas como Gutiérrez, Hermano Lobo y La Codorniz, pasando por grupos tan relevantes como la otra generación del 27, los nuevos han ido siguiendo a los anteriores como estruendosa forma de contagio, y con un sentido lúdico asentado en el humor negro, el casticismo, el destierro de la lógica y un cierto surrealismo.
El último, o quizá ya penúltimo, gran impulsor con capacidad para engendrar hijos creativos en el cine español del absurdo ha sido José Luis Cuerda, que con su ya mítica Amanece que no es poco y con El bosque animado —vía Wenceslao Fernández Flórez, otro insigne delirante— abrió la puerta a la liberación arbitraria de la imaginación a nombres contemporáneos como Juan Cavestany o Chema García Ibarra. Así, tras Ventajas de viajar en tren, de Aritz Moreno, y No mires a los ojos, de Félix Viscarret, dueto de excelentes ejemplares cinematográficos nacidos al amparo de la literatura, a través de dos adictos a la extrañeza como Antonio Orejudo y Juan José Millás, el último fanático del absurdo en llegar es Enrique Buleo, director de Bodegón con fantasmas: una suerte de reflexión bufa acerca del pueblo, sus ritos mortuorios y sus creencias religiosas y paganas, notablemente influida por el cine de Cuerda, siempre con el absurdo como eje y con los espectros como elemento común de sus cinco historias independientes. Un trabajo que él mismo ha definido con una sobreimpresión en pantalla en el primer minuto de metraje como “una película sobre los sinsabores y aprietos de la vida y la muerte”.
Buleo, que ha ido pescando (o intentando pescar) en la música y el grafismo antes de coger finalmente el camino del cine, ha compuesto una obra que esquiva el concepto de ocurrencia (sensación que en algún momento acecha con cierto peligro) gracias a su sencillez, a sus chispazos de ingenio, a una estudiada composición de la puesta en escena basada en la frontalidad, y al último sentido que transmiten sus relatos: la profunda soledad y la sutil tristeza que subyacen entre su humor negro. No todas las historias son igual de interesantes y el ritmo, que pretende ser tranquilo y llegar con su mesura cercana a la pachorra a otra forma de comicidad, tampoco parece el más adecuado. Sin embargo, finalmente escapa de algo que sí le ocurría a Destello bravío, de Ainhoa Rodríguez, otra de las últimas muestras de costumbrismo surrealista del cine español: que a pesar de su singular estilo y a algún atisbo de brillo, se acababa convirtiendo en un latazo.
Coproducida por Cavestany y Álvaro Fernández Armero, Bodegón con fantasmas hace acopio, a veces de forma sutil, otras explícitamente, de algunos de los temas más abordados por el cine en estos días: la transexualidad, la revitalización de la España vacía, y el deseo femenino en la madurez y en ambientes alejados de la urbe. Pero nunca con grandes pretensiones, y eso honra a Buleo, que prefiere refinar su película con bellos detalles de dirección artística. Como una apoteosis del tresillo, la fachada con baldosines, la tele de tubo con el pañito de croché encima, y el taquillón en el pasillo con las fotos familiares. La España del disparate costumbrista.
Bodegón con fantasmas
Dirección: Enrique Buleo.
Intérpretes: Consuelo Trujillo, Eduardo Antuña, Jordi Aguilar, Pilar Matas.
Género: comedia. España, 2024.
Duración: 88 minutos.