El mejor plan para un sábado por la noche
Tras leer a Susan Orlean llego a la conclusión de que lo mejor que puedo hacer la próxima noche de sábado es pasarla leyendo otro libro de Susan Orlean
Hasta que los cómicos de National Lampoom inventaron el delirio de Saturday Night Live, la tele de los sábados era un teatrillo de variedades puritano que veían las familias más aburridas y los desgraciados que no tenían mejor plan. Nunca ha perdido del todo su estigma: el resto de la semana se ve la tele por elección libre; el sábado por la noche, nos resignamos a ella.
Susan Orlean, autora de libros tan sugerentes y extraños como la biografía de Rin Tin Tin, acaba de sacar Sábado noche, una colección de crónicas sobre cómo se vive la noche del sábado en varios lugares de Estados Unidos. Entre el periodismo y la antropología, Orlean intenta entender el significado cultural y metafísico que esa noche tiene hoy.
Algunos de los ritos que descubre son tan inverosímiles como deprimentes. En un pueblo de Indiana, la diversión consiste en dar vueltas en coche muy despacito por la calle principal. En un sitio de Maryland bailan la polka en un granero. En Oregón, orquestillas de versiones animan la velada de restaurantes mientras su fe en la música y en la humanidad se va agrietando un poquito más. Son tan terribles las formas en que los personajes de las crónicas revelan la desesperación y el vacío de sus vidas mediante el imperativo de pasárselo bien por obligación, que cuando llego al capítulo titulado “Ver la televisión”, tragarme La Sexta Noche con sus gritos y su poquito de apocalipsis político no me parece, ni de lejos, el peor de los planes.
Tras leer a Susan Orlean llego a la conclusión de que lo mejor que puedo hacer la próxima noche de sábado es pasarla leyendo otro libro de Susan Orlean y mirar por la ventana las bandadas de jóvenes y no tan jóvenes que aún creen que sucederá algo trascendente a la vuelta del siguiente bar.
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