Islandeses
La segunda temporada de 'Atrapados' se integra en la tendencia llamada nordic noir, un estilo narrativo de los thriller sobrio y brillante
Si en un país de poco más de 350.000 habitantes la televisión pública produce una serie cuya primera temporada es seguida por el 86% de su población, por más de 1,2 millones en el Reino Unido y por más de 5,7 millones en Francia, la cosa está clara: ahí hay talento. Es el caso de la serie islandesa Atrapados.
Probablemente, el interés de los 10 capítulos de su segunda entrega se deba al mantenimiento del mismo equipo, un grupo de artistas y técnicos comandados por Baltasar Kormákur y que encuentra en su protagonista, Ólafur Darri Ólafsson, al actor impecable e imprescindible cuyo volumen corporal puede recordar al Gérard Depardieu pro-Putin.
El inspector jefe de la policía de Reikiavik (Ólafsson) se desplaza a su pueblo, al norte de la isla: investiga el extraño caso de quien ha tomado como rehén a su hermana, ministra de Industria, y se prende fuego con ella. El telón de fondo son los planes de expansión de una central geotérmica en el valle, un proyecto apoyado por la ministra y que tiene la oposición radical de un grupo de granjeros de extrema derecha que, coyunturalmente, coinciden en sus objetivos con los ecologistas.
La historia se complica. Hay más asesinatos, falsos culpables, relaciones homosexuales y respuestas homófobas, problemas con los inmigrantes subsaharianos y actitudes racistas. Nada que haga diferente a la hipotéticamente idílica Islandia de otras sociedades desarrolladas.
Atrapados incorpora un elemento diferenciador: unos paisajes con una belleza desoladora fruto de su gran actividad volcánica y una meseta interior con glaciares, desiertos y montañas que en alguna medida complementan la fría actitud de todos los personajes, gente aparentemente tranquila capaz de asesinar sin alzar la voz, algo al parecer común en los países nórdicos. La excelente serie se integra en lo que ya es parte de la tradición televisiva de ficción, la tendencia llamada nordic noir, un estilo narrativo de los thrillers sobrio y brillante.
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