Amigos para siempre
He vuelto a ver 'Friends' para ver si la serie ha envejecido bien. Sigo imaginando un futuro para sus protagonistas
Por cosas de la vida que no vienen muy a cuento, en los últimos meses he vuelto a ver Friends casi completa. Coincidiendo con mi revisionado, hace unos meses hubo varios debates en revistas y redes sobre si la serie ha envejecido bien o si se ha quedado anticuada.
El guion tiene a ratos comentarios machistas y homófobos que te hacen fruncir el ceño, al igual que ahora soy incapaz de ver Pretty Woman sin leer una fábula de amor romántico de fondo. Pero en el 95% de los capítulos volví a reírme y me sentí más identificada con los protagonistas que la primera vez que la vi. Por cuestión de edad, ese grupo de amigos se parece más ahora al mío actual. Aunque nadie se ha casado tres veces, como Ross. Todavía.
Dos días antes de ver de nuevo el último episodio, me crucé con este artículo: “El creador de Friends desvela qué pasó con Rachel y Ross después del final”. Como si los spoilers en tiempo real no fueran suficientes, ahora hay que tener cuidado con los spoilers póstumos.
Supongo que los guionistas están hartos de que les pregunten qué pasa tras un final. Sobre todo si es abierto o polémico. Pasó con el de Los Soprano. Imagino a David Chase poniendo los ojos en blanco cada vez que le hacían la pregunta, hastiado como el cantante al que en todos los conciertos le piden su primer éxito radiofórmula aunque haya sacado después 10 discos y evolucionado hacia el jazz. Chase terminó contando qué es lo que, para él, significaba la última escena de la serie y cómo podía interpretarse. (Aquí está la respuesta, pero piénsatelo antes de pinchar). Por supuesto, a muchos les encantó y a otros les decepcionó. Pero a mí, que la pareja Ross-Rachel nunca me gustó, me encantaba imaginar que ella acaba enrollada con Joey mientras se estaban “dando un tiempo”. Por favor, guionistas, déjennos al menos el consuelo de la imaginación.
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