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Columna
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Falsas

En la estupenda 'The good fight' se explica muy bien la torticera manipulación de la realidad, las llamadas 'fake news'

Ángel S. Harguindey
Fotograma de 'The Good Fight'.
Fotograma de 'The Good Fight'.

En el octavo capítulo de la segunda temporada de la estupenda The Good Fight se explica la torticera manipulación de la realidad, las llamadas fake news,y los intereses inconfesables que persigue. En la serie, el objetivo es influir al jurado en beneficio de una de las partes. Se estudian sus preferencias y gustos, los hábitos, trabajo, educación, etcétera; se crea un perfil falso en Facebook que englobe sus peculiaridades y se publican noticias falsas sobre la parte contraria con los ingredientes suficientes para llamar la atención de quienes decidirán el resultado del juicio. En este caso, se trata de una demanda multimillonaria contra la policía de Chicago, pero vale lo mismo para unas elecciones generales o un proceso independentista. Si la realidad no se ajusta al deseo, se cambia la realidad.

Claro que también están las noticias verdaderas, las que describen una realidad que, sin embargo, parece parte de una campaña de desprestigio, una manipulación. El 31 de octubre de 2007, el Congreso aprobó una ley presentada por el Gobierno de Rodríguez Zapatero “por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la dictadura”. Era la llamada ley de la memoria histórica.

Diez largos años después, el conservador Gobierno sigue derogándola de facto al no dotarla presupuestariamente para su aplicación. Se acepta la ley, pero no se cumple. Por su parte, el abad del Valle de los Caídos —el megalómano mausoleo de Franco, a la vez que la mayor fosa común de España, con 33.832 personas enterradas, de las que un tercio están sin identificar—, tras dos años sin aceptar una sentencia que le obligaba a que las familias que lo habían demandado pudieran exhumar los restos de sus familiares, acapara las portadas por cumplir la decisión del tribunal. En resumen: si la ley no te gusta, no le hagas ni caso.

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