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Columna
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Hipocampo

Blanca Frías acudió al programa 'Expediente Marlasca: Historias de malos' para no agacharse ante nadie

Juan Jesús Aznárez
'Expediente Marlasca'.
'Expediente Marlasca'.

Blanca Frías acudió al programa Expediente Marlasca: Historias de malos para no agacharse ante nadie, ni menos ante el italiano Angelo Buo, que le estafó 7.000 euros después de haberla enamorado musitándole que era maravillosa, que pensaba mucho en ella, y que la deseaba ardientemente, momento en que acercaba los labios a la pantalla para convertirlos en morros. Blanca nunca olvidará esos belfos.

No la llamaba por su nombre en la web porque babeaba en cadena, con varias a la vez. Otro sinvergüenza aprovechó la vulnerabilidad de una señora para levantarle más de 100.000 euros. No parece lógico que alguien pueda reírse en el espacio de La Sexta donde su director prometió adentrarse en los sucesos y la criminalidad con información rigurosa porque en ese género no valen ni el espectáculo ni la especulación. Sin pretenderlo, el penúltimo episodio incorporó algún elemento tragicómico.

Cuando Blanca giró los 3000 primeros euros, rezaba para que todo fuera verdad, para que estuviera siendo correspondida. Después de transferir el resto, el destinatario la bloqueó en la red de citas. El mundo se le vino abajo. La solidaridad con las víctimas no es óbice para sonreír amargamente con las milongas y gimnasias de hocico de los tenorios. Cuatro años después, Blanca puede hacerlo.

El programa abordó esas estafas sentimentales sin concesiones al morbo. Un panel cargó contra Buo, Albert Cavallé y Rodrigo Nogueira con conjeturas y certezas. Mujeres rabiosas, frustradas y tristes después de un desengaño perpetrado por profesionales que tejen telas de araña sobre presas sentimentalmente frágiles y con dinero.

Seso y sexo suelen ser incompatibles durante la berrea, pero la inteligencia emocional de las mujeres, su capacidad para reconocer los sentimientos propios y ajenos, y afrontar los problemas de la vida, son mayores porque su hipocampo es más grande. Asumiendo la ventaja cerebral constatada por la neuropsiquiatría, sorprende que haya jetas capaces de engañar al hipocampo humedeciendo los labios y repitiendo trolas.

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