Clips
Tampoco es como si viviéramos en una sociedad que necesita que compremos y renovemos continuamente todos los productos que no dejamos de fabricar. Solo es ficción


Electric Dreams, disponible en Amazon Prime Video, parte con el dignísimo objetivo de adaptar y actualizar algunos de los cuentos de Philip K. Dick. Aunque a veces se queda en un Black Mirror descafeinado, hay momentos en los que la serie logra capturar algunos de los dilemas y temores que tan bien expuso el escritor estadounidense.
Por ejemplo, en Autofac una pequeña comunidad intenta salir adelante después de una guerra mundial. Pero tiene un problema: una fábrica anterior a esta guerra dirigida por una inteligencia artificial construye productos para los que ya no hay salida, consumiendo los recursos escasos con los que cuentan estos supervivientes. Y no solo los fabrica: un ejército de drones sigue repartiendo cajas y cajas que quedan amontonadas y sin abrir.
En el relato, Dick se anticipó casi medio siglo al experimento mental del filósofo Nick Bostrom sobre el “maximizador de clips”, diseñado para ayudarnos a tener en cuenta los peligros de la inteligencia artificial. En este caso, se trata de una superinteligencia cuyo único objetivo es fabricar tantos clips como pueda. Parece una tarea inofensiva hasta que resulta que la máquina no se detiene nunca, se defiende cuando alguien intenta apagarla y acaba convirtiendo la Tierra y el resto del universo observable en clips.
Autofac no es muy diferente a esta máquina. No funciona mal. Al contrario, hace exactamente lo que se espera de ella. Ha sido programada para fabricar toda clase de productos y para que los usemos. Esta programación no tiene en cuenta la posibilidad de que tengamos otros intereses, por lo que si alguien no quiere adquirir o usar estos artículos, se convierte en una anomalía a corregir.
Pero, en fin, no hay que preocuparse. El maximizador de clips solo es una advertencia sobre la inteligencia artificial, una tecnología que quizás nunca desarrollaremos de forma plena. Y Autofac es literatura. Tampoco es como si viviéramos en una sociedad que necesita que compremos y renovemos continuamente todos los productos que no dejamos de fabricar. Solo es ficción.
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