_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La Rampling

Lo de que "segundas partes nunca fueron buenas" es una demostración de lo irrelevantes que pueden ser las frases hechas. La segunda temporada de 'Broadchurch' lo demuestra

Ángel S. Harguindey

Lo de que "segundas partes nunca fueron buenas" es una demostración de lo irrelevantes que pueden ser las frases hechas o los refranes. La segunda temporada de Broadchurch, la excelente serie de la cadena británica ITV, lo demuestra. Y en esa secuela de las pesquisas de los detectives Alec Hardy y Ellie Miller por resolver definitivamente el asesinato del niño de 11 años Danny Latimer, el juicio al presunto asesino se convierte en el eje central de la trama, un juicio que contará con dos actrices veteranas: Marianne Jean Baptiste, una fija de la serie Sin rastro, y una extraordinaria Charlotte Rampling que con su sola presencia anula al resto del reparto.

La Rampling es un ejemplo de que la veteranía es un grado, dicho sea conscientemente de que también es una frase hecha. Si deslumbró al mundo en Portero de noche, sigue conservando 43 años después una indudable capacidad de atracción para la cámara y, consiguientemente, para el espectador. Con un añadido: su rostro contiene todas las arrugas propias de los 71 años de quien ha optado por dejar que la naturaleza dibuje su rostro.

Chris Chibnall, el creador de la serie, consiguió un gran éxito lo que le animó a producir una segunda y tercera temporadas. Su olfato televisivo le indujo a integrar en la trama un caso irresuelto por el detective Alec Hardy que le atormentaba desde que el presunto asesino se libró de la condena por un fallo en la investigación policial. Ese caso le permitía al productor mostrar nuevos personajes y situaciones que le liberaran de considerar la segunda temporada como una serie estrictamente judicial. Los Latimer, los inspectores locales y las abogadas de la defensa y la acusación seguían siendo los protagonistas de un drama coral enmarcado en los impactantes acantilados de Dorset. Menos comprensible es que Antena 3, que programó la primera temporada en septiembre de 2014, no emitiera la segunda dejándola en manos de Netflix.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_