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Miguel Ángel Muñoz y su cocido, de nuevo protagonistas de ‘MasterChef’

El actor regresa a la quinta edición del programa culinario y aconseja a los concursantes

Miguel Ángel Muñoz, en el programa de 'MasterChef'.Vídeo: CARLOS MARTÍNEZ
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Cuando Miguel Ángel Muñoz se acercó tembloroso al jurado explicó que, de niño, mezclaba el tocino, la morcilla y el chorizo del cocido para comerlos juntos. Por eso se le ocurrió hacer con todo ello una gelatina en su particular receta, plato por el que le colmaron de halagos. Calcula que en las seis semanas que tardó en ganar MasterChef Celebrity dedicó a la cocina 493 horas —salen casi 12 diarias, siete días por semana— y estima que, si ganó, fue precisamente por esa entrega. Ahora, ya sin el delantal, el actor regresa este domingo en la quinta edición del programa culinario para inspirar y aconsejar a los concursantes que le han tomado el relevo a los fogones. El primero que da está claro: “Era el peor y si llegué tan lejos fue solo gracias a una cosa: trabajar, trabajar y trabajar”.

Los aspirantes a chef calientan antes de saltar al plató. Van en fila, agitados, y se colocan metódicamente en sus puestos. Hace frío, con el aire acondicionado bombeando y las cocinas aún apagadas; tanto que la presentadora Eva González se arropa con abrigo de plumas cuando no le apunta la cámara. Como de costumbre destapan la caja que tienen delante a la orden del jurado. Los tres maestros de la cocina, Jordi Cruz, Pepe Rodríguez y Samantha Vallejo-Nágera, les confirman el reto que la mayoría, seguidores del programa de Televisión Española antes de ser ellos mismos participantes, intuían: tendrán que elaborar una versión propia de ese cocido de Miguel Ángel Muñoz.

Los concursantes momentos antes de comenzar a cocinar.
Los concursantes momentos antes de comenzar a cocinar.

Vienen más resabiados, como reconoce Pepe Rodríguez (“han visto cuatro ediciones, Junior y Celebrity e intuyen en qué consiste MasterChef”), pero, aun así, en palabras del cocinero toledano, siempre habrá “un triple salto mortal que les vuelva locos”. Y a los concursantes de este MasterChef 5 en los programas que se han emitido ya se les ha visto tener que cocinar a 10 grados bajo cero en la estación de esquí de Cerler o desollar un conejo, cortar con hacha y asar a la brasa al amparo de las almenas de un castillo de Ponferrada.

“No tienen que competir entre ellos sino contra ellos mismos”, dice Miguel Ángel Muñoz, esa fue la enseñanza cardinal que le dejó su experiencia y una de las que quiere transmitir. El reto es personal, mejorar día a día. Y no hay que temer tanto al reloj, insiste: “Vísteme despacio que tengo prisa”. Explica que parece que el tiempo se esfume, pero que resulta más productivo detenerse a pensar qué va a hacer uno primero y organizarse que meterse en un embrollo por querer correr. “Lo más difícil es no ponerse nervioso a la hora de ir al supermercado”.

Elena con una olla exprés.
Elena con una olla exprés.

No es la primera estrella en asomarse por el plató ahora que de nuevo lo pueblan anónimos. En el programa anterior Cayetana Guillén Cuervo fue, gracias a la hamburguesa de redaños que elaboró durante su concurso, escogida como ejemplo de cómo aprovechar en la cocina las vísceras. No todos los aspirantes actuales salieron bien parados con la casquería.

Samantha Vallejo-Nágera recuerda que, a pesar de su impericia, Miguel Ángel Muñoz llegó con las cosas muy claras. “Siempre hay luchadores, al final la ambición junto a la buena mano son los rasgos que demandamos en este programa”. No tiene demasiado claro sin embargo que el actor pudiera tener oportunidades frente a cocineros que, aunque amateurs, tienen mucha más experiencia. Sí tendrán en cuenta sus consejos los que aspiran a sobrevivir cada programa hasta llegar al final, que depara un premio de 100.000 euros en metálico y la publicación de un libro con sus recetas. Los tres finalistas, como en otras ediciones, podrán completar su formación como cocineros profesionales en la Facultad de Ciencias Gastronómicas Basque Culinary Center de San Sebastián.

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