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¿POR QUÉ CREER EN LOS LIBROS?

“Los independientes son los lectores, no las editoriales”

Alejando Roque Hermida es uno de esos editores que aman la invisibilidad, cuyo objetivo no es otro que simular que la editorial que poseen anda sola

Podríamos decir que existen dos tipos de editores: aquellos que uno ve habitualmente en los saraos y eventos literarios, en los medios y reportajes culturales, en las ferias; y aquellos otros que aman la invisibilidad y cuyo objetivo no es otro que simular que la editorial que poseen anda sola, sin apenas atisbar una cabeza que todo lo ordene. Alejando Roque Hermida pertenece, sin duda, al último grupo. Su trabajo desde 2009 con la editorial madrileña que lleva su nombre así lo atestigua. Hermida Editores se revela como la editorial de los letraheridos y bibliófilos que únicamente husmean entre clásicos haciendo caso a aquello que Jorge Luis Borges, en conversación con Susan Sontag, afirmó en septiembre de 1985 en la Revista Quimera: “Un clásico no es un libro escrito de cierto modo, sino leído de cierto modo”. Empujando este lema hasta sus últimas consecuencias se encuentra Alejandro que concibió su proyecto editorial como un modo de “recuperar en español todo aquellos libros que queríamos leer y no podíamos”.

El surgimiento de Hermida Editores tiene su origen en la primera etapa de florecimiento de pequeñas editoriales: “Surgió hacia el año 2009. A raíz de unas conversaciones con el que ahora es nuestro asesor literario, Jaime Fernández, empezamos a buscar ideas para arrancar un proyecto editorial. Cuando resolvimos que teníamos un cuaderno de ideas potente, decidimos dar el salto”. La elección del nombre, como siempre, se antoja una empresa complicada. En este caso llama la atención que esa invisibilidad pretendida del editor estrella colisione con el apellido del mismo en su título: “Por aquel entonces ya estaba de moda poner nombres como muy modernitos -nombres lunares, por ejemplo- y le dimos muchas vueltas. Mi socia -mi mujer- y yo decidimos que la editorial llevara nuestro apellido para que tuviera una identidad”, concluye Alejandro. El estreno de la editorial no pudo ser más espectacular: “Aprovechamos una exposición conjunta que presentaban dos pintores que son bueno amigos, Fabio McNamara y Antonio Villatoro, muy relacionados con la movida madrileña. Era noviembre de 2010, les editamos sus catálogos y esa fue la puesta de largo del sello”.

La línea de Hermida Editores está orientada a los clásicos y como tal, utilizan distintos colores para definir sus líneas: ensayo - rojo (“se trata de línea de pensamiento, reportaje histórico, filosofía académica, filosofía crítica...libros como Sobre la felicidad de Alain); novela - amarilla (“van desde novelas muy clásicas del siglo XVII hasta otras del siglo XX, lo importante es que el paso del tiempo haya dejado la opinión de la gente, que nos siga diciendo que deban seguir siendo leídos”); terror - morada (“no hay demasiados editores de terror y pensamos que era un campo para experimentar, ahora estamos publicando uno o dos títulos al año, por ejemplo Crónica de una cacería de troles, de James McBryde); y la más nueva que es poesía-rosa (“es una colección de poesía que esperamos les guste a los poetas y lectores de poesía, acabamos de publicar Sonetos de Pierre de Ronsard, traducido por María Teresa Gallego).

En este tiempo, han acechado las dificultades pero en Hermida Editores a todas le han puesto solución: “Entiendo por obstáculo el mismo nacimiento de una empresa, nosotros llevamos cinco años editando y considero que nuestra actividad es todavía incipiente. Todos los lectores potenciales no nos conocen todavía. Aun con esa dificultad que espero que el tiempo vaya curando, son muchos los lectores que independientemente de que nos conozcan o no, compran nuestros libros y los eligen libremente en una librería. Porque yo creo que los independientes son los lectores, no las editoriales”, confirma Alejandro, que piensa en un tipo de lector muy parecido a ellos (los editores), pero excluyendo la edad. Dicho de otro modo: “todo el mundo al que le interese la cultura, la tradición, lo que se ha pensado a través de los libros, es afín a nosotros”.

El mayor éxito comercial de este tiempo ha sido, nada más y nada menos, que La Comedia humana, de Balzac. “Esta publicación nació con bastantes dudas por algunos agentes del mercado porque creían que era una empresa demasiado ambiciosa para un proyecto tan joven. Nosotros, sin embargo creíamos que esta obra podía ser nuestro eje vertebrador de nuestro catálogo”. Y así ha sido finalmente. La Comedia humana consta de 19 volúmenes (en febrero saldrá el volumen V) y Alejandro Roque Hermida asegura que “le llevará doce o catorce años la edición completa”. Otro de sus grandes éxitos es superar el reto de hacer que la gente lea autores que no se leían, por ejemplo, los Cuadernos de Georg Christoph Lichtenberg: “es la primera vez que se publica la obra completa fuera de Alemania”, asegura Alejandro.

Al editor de Hermida también le gustan los libros de otros, por ejemplo, La estética del polo norte, de Michel Onfray en Gallo Nero, “una editorial que hace unos libros que me interesan mucho”; La transformación de Kafka, “en una edición impecable de Atalanta” o La conspiración contra la raza humana, de Thomas Ligotti en Valdemar, “un libro verdaderamente curioso”.

Para Alejadro Roque Hermida, los libros están vinculados esenciales a la tradición de la humanidad: “Todos los avances en el pensamiento han quedado plasmado en los libros. Leyendo a los autores que no están entre nosotros se va leyendo ese pensamiento que en su época fue controvertido pero que nosotros debemos retomar para que esa línea de pensamiento siga avanzando”, concluye el editor.

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