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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Aceptamos tele (como animal de compañía)

No hace falta ver la tele para tenerla encendida. Para muchos funciona a modo de ruido de fondo, casi como un animal de compañía

Jaime Rubio Hancock

No hace falta ver la tele para tenerla encendida. Para muchos funciona a modo de ruido de fondo, casi como un animal de compañía. Me pregunto qué porcentaje del share se debe a gente que tiene la televisión puesta mientras trastea con Twitter o cuelga la colada. Más de lo que les gustaría a los anunciantes, seguro, teniendo en cuenta que, según la consultora estadounidense TNS, la mitad de propietarios de un smartphone ve la tele con el teléfono en la mano. Hay estudios que recomiendan apagar la televisión mientras hacemos otras cosas. En teoría, es perjudicial para la atención de niños y adultos: cualquier ruido de fondo, ya sea unas obras o La casa de empeños, dificulta tanto el aprendizaje como la resolución de problemas.

Por suerte, estos estudios tienen sus matices y sus peros. También hay trabajos que apuntan que el ruido de fondo puede ser beneficioso cuando estamos llevando a cabo alguna actividad creativa, siempre que no sea demasiado elevado y no nos interese mucho. Es decir, quizás Narcos no sea tan apropiado como el enésimo asesinato en Cabot Cove. Sí, siguen echando Se ha escrito un crimen.

Es algo habitual y no pasa solo con la tele: hay quien trabaja con música o con el cacareo de una tertulia política. Otros se llevan sus portátiles a una cafetería porque el bullicio les ayuda a escribir y, además, la escena queda superbién en Instagram. Incluso hay apps que permiten disfrutar de este ruido de fondo sin tener que pasar por el mal trago de salir de casa.

En cierto modo, encender la tele y ponerse a hacer otras cosas es como ir a nuestra cafetería habitual a trabajar en nuestra novela. Siempre vemos a la misma gente en la barra, del mismo modo que siempre vemos los mismos episodios de Los Simpson. Y en ambos casos podemos ignorarlos para hojear una revista, preguntar qué tal ha ido el día o, como dice mi tío, cerrar los ojos para pensar un poco.

Sobre la firma

Jaime Rubio Hancock
Editor de boletines de EL PAÍS y columnista en Anatomía de Twitter. Antes pasó por Verne, donde escribió sobre redes sociales, filosofía y humor, entre otros temas. Es autor de los ensayos '¿Está bien pegar a un nazi?' y 'El gran libro del humor español', además de la novela 'El informe Penkse', premio La Llama de narrativa de humor.

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