Haydn al cubo
Después de escuchar todas las Sinfonías de Haydn, no sabemos si maravillarnos más ante la cantidad o la calidad
Después de escuchar todas las Sinfonías de Haydn, no sabemos si maravillarnos más ante la cantidad o la calidad, aunque el quid del prodigio obrado por el compositor queda al margen de esta disyuntiva. Lo que produce un asombro infinito es que un hombre, solo, fuera capaz a un tiempo de crear un nuevo género y de hacerlo evolucionar y madurar sin cesar durante décadas, transportándolo hacia su madurez.
Al servicio durante buena parte de su vida del mismo patrón (la familia Esterházy), nada explica mejor cómo pudo producirse aquel milagro que las palabras que su primer biógrafo, Georg August Griesinger, pone en boca del propio Haydn: “A mi príncipe le satisfacían todos mis trabajos, recibía su aprobación, podía como director de una orquesta hacer experimentos, observar qué resaltaba un efecto y qué lo debilitaba; podía, por tanto, mejorar, añadir, eliminar y arriesgar; estaba aislado del mundo, nadie cerca de mí podía confundirme e importunarme en mi camino, de ahí que no me quedara más remedio que ser original”.
Grabar la integral sinfónica de Haydn (más de 100 obras) es un empeño de la magnitud intelectual de abordar la totalidad de las Cantatas de Bach. El primero en hacerlo fue Antal Doráti y más tarde lo emularía Ádám Fischer. Pero Decca publica ahora la primera integral con criterios interpretativos historicistas. El peso recae casi a partes iguales sobre Frans Brüggen y su Orquesta del Siglo XVIII, por un lado, y Christopher Hogwood y The Academy of Ancient Music, por otro. Recientemente fallecidos ambos, su pasión por esta música impregna todas sus interpretaciones, que mantienen intacta su frescura, y su delicado juego de equilibrios. Ottavio Dantone y la Accademia Bizantina, con tan solo cuatro obras, son, en cambio, una presencia casi testimonial. Estos 35 discos son el compañero de viaje para toda una vida: “Aislados del mundo”, no nos quedará más remedio que volver a ellos, sin que nuestra sorpresa, disfrute y admiración decrezcan jamás.
Joseph Haydn 107 sinfonías. Varios artistas. Deca
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