El mando

Primero pensó que el mando de la televisión estaba estropeado: en varios canales aparecía al mismo tiempo Pablo Iglesias. Alguien le dijo que no, que estaba bien, que eran decisiones coincidentes de las cadenas. Lo comprobó poco después ya que en Telecinco comenzaba una gala de Supervivientes y en La 2, por ejemplo, se proyectaba la película Embajadores en el infierno, dos programas más próximos de lo que se pueda pensar.

En la isla de Honduras malviven nueve concursantes en una condiciones de subsistencia difíciles: hambre, picaduras de mosquitos, pruebas físicas agotadoras... En la película malviven en un campo de concentración varios centenares de voluntarios que conformaron la llamada División Azul en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, españoles que decidieron sumarse a las tropas hitlerianas para combatir al comunismo.

Durante el viaje al fin de la noche la tensión va en aumento. Víctor Sandoval, uno de los concursantes de la isla, trata de ayudar a su agredida psicológicamente compañera Yola Berrocal: "Mira, Yola, cuando te llamen tonta, corta o torpe, que no te afecte". A los del campo de concentración se les traslada a una cárcel. Los pérfidos rusos no pueden con ese ejemplo de dignidad y patriotismo que rezuman los divisionarios por todos sus poros.

El nerviosismo va en aumento. Mila Ximénez estalla: "A la mierda la honestidad y la sinceridad", radical conclusión al comprobar que la dirección del programa decide quitarles dos o tres kilos de arroz. Los soviéticos, por su parte, deciden no entregar los alimentos y ropas que les envían desde España a quienes se negaron a aceptar la nacionalidad rusa que les ofrecían. Belén Esteban se enzarza en una bronca con Nagore por las críticas que había hecho sobre el miedo de los tertulianos a Mila. Las críticas de Nagore arrecian hasta que Jorge Javier no puede más e interviene contundentemente: "Hija, Nagore, es que estás hablando de Sálvame como si fuera la Rusia stalinista...". Los divisionarios llegan a Barcelona. Los concursantes, no.