Nosotros

En un programa como Aquí mando yo en el que el espectador de televisión es el protagonista, la clave está en la selección de los espectadores: cuanto más afilada tengan la lengua y más rápidos sean sus reflejos, mejor. En el estreno del pasado viernes (Antena 3), y en un horario estelar, hubo de todo: comentarios graciosos, sosos, perfectamente olvidables, en fin, como en botica y en la vida misma.

También hubo información colateral a tener en cuenta. En varios domicilios los espectadores cubrían sus piernas con una manta, es decir, ahorro energético o la herencia recibida de las eléctricas y sus tarifas, sin olvidarnos del exministro Soria y sus explicaciones al respecto. (Para las explicaciones sobre sus vínculos con sociedades offshore lo mejor es recurrir a una imagen: los denodados esfuerzos de una cabra por salir del zarzal enredándose aún mas).

La segunda observación es que el fútbol no es sólo fútbol, es una exacerbación. Las celebraciones de tres amigos cada vez que Cristiano metía un gol al Wolsburgo aporreando la pared del vecino que era del Barça sólo eran comparables a la tristeza que embargaba a los culés con los goles de Griezmann. El penalti no pitado por mano de Gabi en el área colchonera fue una nueva demostración de la irritante actitud de la FIFA al no querer incorporar la tecnología audiovisual como complemento del arbitraje.

Cuando el que surge en la pantalla es Frank de la jungla, y tras las inevitables referencias a su inconfundible calzado, se escucha un comentario ingenioso: "este hombre va sangrando todo el día" al contemplar la énésima mordedura de un bicho. Un personaje singular que encuentra entre los más jóvenes a sus mejores fans, suponemos que, en parte, por su querencia a los tacos.

En resumen: Aquí mando yo es un programa muy dependiente de sus protagonistas que se estrenó con una audiencia discreta, 1.401.000 espectadores, el 8,4% del pastel. Cosa distinta sería si comentaran los programas Faemino y Cansado o Martes y Trece.