Las series de policías no pierden fuelle
La fórmula del género procedimental sigue dando buenos resultados a las cadenas
Un detective investiga un misterio en cada capítulo. Al final del episodio, el caso estará resuelto y, en el siguiente, nadie hablará de aquello. Normalmente, el protagonista tiene un compañero, generalmente del sexo opuesto, que hace de contrapunto en su forma de ser y complementa sus habilidades. Otras veces, la historia se centra en un equipo más amplio de investigadores. Pero la fórmula es igual de sencilla en ambos casos y puede repetirse una y otra vez sin problema. Esa es una de las claves del éxito entre el público de las series procedimentales policíacas.
Desde Canción triste de Hill Street, Colombo o Se ha escrito un crimen las cosas han cambiado mucho en la televisión. Pero la apuesta por el género policíaco sigue siendo un seguro para las cadenas, que vuelven una y otra vez a él. "Pero cualquier procedimental no engancha al público, son casos contados los que lo consiguen. Tiene que haber unos personajes muy bien definidos, creíbles, con esa química necesaria para que el espectador se sienta interesado", defiende Raúl López Palomar, director de antena de Cuatro.
Este año se ha despedido CSI: Las Vegas, serie que dio un giro de tuerca a la fórmula con un aspecto moderno y forenses que utilizaban técnicas científicas muy avanzadas en un derroche de recursos sin igual. "Marcó un hito en el universo de las series procedimentales e introdujo el género como producto de gran consumo", dice López Palomar, que señala las "recreaciones y efectos especiales" como dos de las claves de la serie. Nada que ver con The Wire o True Detective, historias también protagonizadas por policías pero en las que el proceso de investigación se mezclaba con el análisis social y la reflexión filosófica.
Títulos como Castle, Bones, Elementary, Mentes criminales, Ley y orden, Hawai 5.0 o Navy: investigación criminal son ejemplos del éxito de estas ficciones. Esta última, NCIS en su título original, es una habitual en las listas de lo más vistas del año en Estados Unidos. En la temporada 2012-2013, con 21,34 millones de espectadores de media, fue la ficción televisiva más vista, y en los años siguientes ha quedado en tercer puesto. En España, Castle todavía da buenos datos de audiencia tanto al canal de pago AXN como en su emisión en abierto en Cuatro, tanto en sus capítulos de estreno como en las reposiciones. Uno de los secretos del éxito de Castle, según Carlos Herrán, director de programación de AXN, es la química entre sus protagonistas. Además, "los crímenes de Castle son blancos, no manchan. El espectador asiste a la resolución del caso pero le importa mucho más el pasteleo entre los protagonistas, los secundarios, la familia... que aportan un tono muy distendido y amable", añade.
La ausencia (salvo ligeras pinceladas de fondo) de continuidad entre sus capítulos hace que el seguimiento de este tipo de series sea sencilla, sin requerir más esfuerzo por parte del espectador que prestar atención a una historia de unos 45 minutos. Esa falta de serialidad facilita la vida a los programadores de las cadenas, que pueden reponer capítulos sin demasiados problemas, y a los espectadores, que pueden engancharse en cualquier momento sin necesidad de conocer los antecedentes. "Son series que funcionan especialmente bien en el consumo lineal porque es muy fácil entrar en ellas", dice Mikel Usoz, director de programación y producción de COSMO. "El espectador conoce las premisas básicas del patrón y sabe que al final del episodio obtendrá las respuestas que buscaba", añade. Eso cambia ligeramente en el procedimental que acaba de estrenar su canal, Motive, donde el espectador conoce de antemano quién es el culpable y la investigación se orienta a conocer el motivo del crimen.
La socorrida y repetida fórmula —que a algunos seguidores de series echa para atrás— a veces se salta sus propias normas y deriva en algo más complejo que termina dando más relevancia a las tramas de fondo o a la evolución de los personajes. "El arco de transformación de los protagonistas ha pasado al primer plano en numerosas series, hasta el punto de que la parte procedimental se resuelve en unas pocas escenas. Un caso extremo de esto sería Hannibal. Los casos pasaban a ser mera anécdota en la historia de la relación entre Hannibal y Will Graham", recuerda Herrán.
La fortaleza del rol femenino
En las series policíacas, las mujeres no solo son acompañantes del protagonista masculino. Eso ya está superado. Ahora ellas son las que llevan la voz cantante. Laura Lebrel es un ejemplo de ello. La serie española Los misterios de Laura ha creado escuela y países como Holanda, Rusia, Estados Unidos o, recientemente, Italia ya tienen su propia versión.
"La protagonista suele ser alguien dura, segura de sí misma y del talento que tiene", dice Mikel Usoz. Un ejemplo es The Mysteries of Laura, que emite en España COSMO, la misma cadena que acaba de estrenar Motive, en la que la actriz Kristin Lehman interpreta a una madre soltera muy entregada a su trabajo como policía.
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