Derecho de pernada

Hubo un tiempo en el que en los mítines electorales algún distinguido militante avisaba al orador del momento en el que los telediarios conectaban en directo con el acto, momento en el que el líder pronunciaba una frase atractiva para los espectadores. Después, el partido en el poder comprendió que su mayoría absoluta le daba el derecho de pernada audiovisual. Desde entonces y hasta hoy, son los telediarios los que reciben el aviso de que se va a celebrar no ya un mitin, sino la simple comparecencia del líder, sólo o arropado por sus notables, lo que moviliza hasta la extenuación a las televisiones públicas. Se inauguran tramos de autopistas, puentes gaditanos, se reinauguran pantanos..., lo que haga falta, y allí están las cámaras.

Por su parte, el Consejo de Informativos de TVE elabora con constancia informes en los que denuncian la manipulación informativa del ente. El correspondiente a los meses de marzo y abril últimos, por ejemplo, recopila 24 ejemplos de malas prácticas, señalando que “cada vez son más numerosas las informaciones omitidas, censuradas o tergiversadas”, que “el amarillismo crece” y que la “Redacción paralela se carga las informaciones más sensibles”. A veces, la ausencia de las cámaras es tanto o más rentable que su presencia.

Es el mismo Consejo de Informativos que elaboró recientemente un manifiesto en el que se exponían las razones para recuperar el sistema tradicional del nombramiento del presidente de RTVE (un consenso que necesitaba los dos tercios de los votos de los parlamentarios) en lugar del que impuso el PP al comienzo de la legislatura (mayoría simple, es decir, la suya) con el fin de aspirar a la independencia y pluralidad informativas perdidas. Lo apoyaron todos los partidos, salvo PP y Unió. Y un dato: la audiencia de los informativos en esta legislatura pasó del 17,4% al 10,6%. Chapeau.