¿Y si los animales dominaran el mundo?
James Wolk protagoniza la serie ‘Zoo’, una de las sorpresas del verano en Estados Unidos
“Ya no es necesario un Spielberg y 200 millones de dólares para hacer Parque Jurásico”. Con tal rotundidad se pronuncia James Wolk, protagonista de la serie Zoo, la sorpresa de este verano en la televisión estadounidense.
Tampoco ha necesitado la novela de Michael Crichton o el ADN de un dinosaurio para triunfar, porque la narración homónima de James Patterson y un grupo de animales han servido para hacer realidad en televisión una ciencia ficción muy cercana. ¿Qué pasaría si los animales dominaran la Tierra? “Esa es la premisa con la que captamos a la audiencia, en la que les hicimos creer. Un blockbuster sin salir de casa”, se enorgullece quien fuera actor de Mad Men.
Sus declaraciones a EL PAÍS suenan a bravuconada, pero la premisa resulta acertada. El público quiere ver en sus televisores conceptos más grandes y la tecnología permite ahora recrear mundos que antes resultaban prohibitivos.
Zoo es el mejor ejemplo: una mezcla de horror, ciencia ficción y suspense que transcurre en Francia, Japón, Brasil o el desierto de Kalahari, aunque en realidad el lugar más alejado de Los Ángeles en el que rodaron fue en Nueva Orleans. “No pisamos África”, admite el intérprete. Spielberg “tampoco trabajó nunca con un dinosaurio”, añade.
Aquí Wolk aventaja al rey Midas de Hollywood, porque como actor le tocó compartir pantalla con muchos animales para esta serie. “Te avisan de que no traigas al rodaje ni café”, comenta del trabajo junto a osos, ratas, leones, murciélagos, lobos, perros o gatos. “El entrenador está siempre a su lado, fuera de cámara. Sientes el peligro, pero también es emocionante. El más peligroso, el oso Kodiak [la subespecie más grande de oso pardo]. Impresionante”, resume quien, como muchos nacidos en los ochenta confiesa que siempre quiso ser Indiana Jones.
Zoo tiene más de Los pájaros de Hitchcock que de la serie de filmes del arqueólogo encarnado por Harrison Ford. Y, por muy fácil que resulte ponerse de parte de los animales, dista mucho de ser un alegato medioambiental. “No hay por qué llevar las cosas al extremo de pensar que los humanos son el mayor fracaso del universo. Yo también estoy tonto con mi perro, pero me parece interesante la premisa de qué pasaría si… qué ocurriría si los animales decidieran volverse contra nosotros”, sostiene el actor.
Más de ocho millones de telespectadores compartieron su interés nada más estrenarse la serie en Estados Unidos. En España, Zoo arrancó a principios de septiembre en Cuatro con un total de 2.334.000 espectadores, dato que ha ido decreciendo, situándose el pasado jueves en 1.374.000.
Wolk avisa de sorpresas incluso a esos más de cuatro millones de personas que han leído el superventas en el que se inspiran. Jackson Oz, el zoólogo al que encarna, “tiene dos metas: salvar el mundo entendiendo qué les está pasando a los animales y comprender qué le ocurrió a su padre, al que dieron por loco cuando anticipó el cambio animal, reivindicar su figura en el mundo de la investigación”. Y recalca que la trama es fiel al espíritu de la novela, pero que a lo largo de los 13 episodios de la serie se aleja de ella en contenido y personajes.
Protestas de defensores de los animales
Con la presencia de más de 2.000 animales vivos, no podían faltar las quejas de los preocupados por su bienestar. “No he escuchado quejas. La sociedad protectora de animales está siempre presente y no importa cuán acelerado sea el ritmo de producción, siempre domina la paciencia cuando rodamos con animales”, afirma el actor James Wolk.
PETA (asociación que defiende el cuidado ético de los animales) no está de acuerdo. “La serie debería contratar humanos y utilizar imágenes generadas por ordenador como otras muchas producciones”, indicó en su día a la prensa. Sus quejas consiguieron que se limitara al máximo el empleo de animales salvajes.
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