Tras las pistas del cabo Olmos y el teniente Robles
Cerca de 60 personas trabajan en cada episodio de la serie de TVE sobre dos guardias civiles
Aunque los exteriores de Olmos y Robles se ruedan en La Rioja, donde está ambientada la serie de La 1 de TVE, muchos de sus interiores se graban en unos estudios de Navalcarnero (Madrid), donde se recrean varios espacios de esta ficción sobre una pareja de guardias civiles que esta noche (22.30) emite su cuarto episodio. Unas 60 personas, entre el equipo artístico y el técnico, trabajan en el rodaje de uno de los capítulos, al que asistió EL PAÍS.
Un decorado que puede servir para multitud de escenas recrea en esta ocasión un antiguo cuartel de la Guardia Civil al que Sebastián Olmos (Pepe Viyuela) solía ir de niño. En ese lugar, que Olmos quiere enseñar a su compañero, Agustín Robles (Rubén Cortada), se desarrollará una de las principales escenas del episodio que dirige Carlos Therón, quien también ha estado al frente de series como Los hombres de Paco y películas como Fuga de cerebros 2.
La profusión de diálogos contrasta con el silencio fúnebre de la sala contigua, un espacio en penumbra desde el que el director y su equipo siguen el rodaje.
Mezcla de géneros
El mínimo sonido ambiental obliga a repetir la toma. “¡Un segundo, que está pasando un avión, y seguimos!”, grita Therón en esa suerte de sala de control en la que todos están pendientes de sus pantallas y sus auriculares. “Retomamos ahí, en ‘Obviamente’. Venga, atentos y... ¡acción!”.
Además de humor, Olmos y Robles tiene una carga importante de acción. “El concepto de comedia con misterio, suspense... esa mezcla es algo que, a priori, a mí me atrae bastante. Es un sitio en el que me encuentro cómodo, porque significa desarrollar distintos tipos de género”, señala Therón en un descanso del rodaje que, según los días, puede prolongarse desde las ocho de la mañana hasta las once y media de la noche. Algo que tiene sentido si se tiene en cuenta que por cada hora de grabación, los espectadores verán aproximadamente un minuto en sus televisiones.
No es de extrañar que cuando Therón dice “¡Corten!” empiecen los gritos. El equipo va mal de tiempo y todos tienen prisa. “¿Dónde está Rubén? My God!”, se exaspera un miembro del equipo incapaz de encontrar a uno de los protagonistas.
La lucha por la audiencia de los martes
El capítulo de esta noche, en el que Olmos y Robles tendrán que investigar el caso de unos cadáveres hallados en unas tumbas que no les corresponden, tendrá que competir con Gran hermano 16: Última hora (Telecinco), con El jefe infiltrado (LaSexta), Mentes criminales (Cuatro) y el segundo capítulo del nuevo peso pesado de ficción de Antena 3: Mar de plástico.
En su estreno, la serie de Atresmedia logró un 23,6% de cuota de pantalla al convocar a más de cuatro millones de espectadores. Esa cifra hizo que Olmos y Robles perdiese 4,8 puntos de cuota y se tuviera que conformar con un 14%.
Para Cortada, Olmos y Robles es el primer proyecto en el que no tuvo que pasar por una audición previa: le ofrecieron el papel directamente. Uno de los principales factores que hizo que aceptase un trabajo que inicialmente no había solicitado fue la posibilidad de trabajar con Pepe Viyuela. “El mundo clown siempre me había gustado y llamado la atención y el que estuviera Pepe fue un punto a favor”, explica, todavía con su uniforme de teniente de la Guardia Civil.
Viyuela repite un papel de ingenuo enternecedor al estilo de personajes a los que ya ha dado vida en otras ocasiones, como su Chema de Aída. Eso sí, con matices. El actor lo define así: “Es un personaje despistado, torpe... pero al mismo tiempo muy sagaz, muy intuitivo, con una vocación tremenda por lo que hace. En definitiva, un tipo muy sencillo, pero a la vez, brillante”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.