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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¡Ay, la audiencia!

No sabía de la preocupación de la reflexiva, plural, librepensadora, amena y trascendente televisión estatal por algo tan frívolo como las audiencias

Carlos Boyero

No sabía de la preocupación de la reflexiva, plural, librepensadora, amena y trascendente televisión estatal por algo tan frívolo como las audiencias. Hasta los que no poseen más de dos neuronas entienden que las empresas privadas se crean ante todo para que los dueños y los accionistas obtengan pudientes resultados económicos, pero esa meta tan prosaica no debería inquietar al ancestral fondo perdido que el Estado otorga a sus exquisitas televisiones con el propósito de hacer más felices a los ciudadanos. Y si de paso ayudan un poquito o un muchito a ganar elecciones, tampoco viene mal. Pero hasta para eso se necesitan profesionales, no oficinistas especializados en el servilismo y el baboseo a los que manden y sin peligro de integrar el paro.

Por ello, me sorprende que al docto y suave Buruaga, modélico y nada tendencioso escudero en TVE de aquel aznarismo que hizo tan próspero y dichoso a este país y de la impagable, castiza y honesta Esperanza Aguirre en la imparcial Telemadrid, la pragmática y desdeñosa televisión de todos los españoles, haya clausurado su programa después de tres entregas, sin dar tiempo a su magnetismo y a su capacidad comunicativa para crear adicción masiva, despreciando en nombre de la mísera audiencia un proyecto que según el lírico y humanista Buruaga solo aspiraba a algo tan conmovedor como “estar pegados a la calle, a la normalidad, a la gente”.

Y es admirable la perspicacia y el sentido de la oportunidad de Atresmedia y Mediaset, proveedores de un ocio tan sano a su identificable clientela en Antena 3 y Telecinco, dándole abusivo protagonismo en sus hermanas pequeñas La Sexta y Cuatro a los bárbaros que quieren acabar con el bien común a través de peligrosas elecciones. Y encima los subversivos disfrutan de notable clientela. O sea, aumentan el share,son negocio. Qué listo el empresariado.

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