El Rey y 'Juego de tronos'. Enseñanzas políticas y frases memorables
¿Qué se le regala a un rey? Pues la serie de moda, Juego de tronos. Y si el regalo viene de Pablo Iglesias, la anécdota seguro que da que hablar. Aprovechando la visita de Felipe VI, el líder de Podemos le entregó un pack con la serie de HBO, de la que Canal + Series emite ahora su quinta temporada. "Me parece muy bien, no la he visto", contestó Felipe VI al recibir la serie. Ahora descubrirá lo complicado que tienen los personajes de Juego de tronos llegar al trono de hierro, o la influencia que puede tener en un monarca el personal del que se rodea. ¿Qué claves políticas se pueden sacar de Juego de tronos? Repasamos algunas de las enseñanzas que se extraen de la serie y rematamos la entrada con algunas frases memorables sobre política que se han escuchado en la serie.
Primer paso: posicionarse (por Berta Ferrero)
¿Qué puede aprender Felipe VI de Juego de tronos? Lo mejor cuando uno empieza a ver la serie de los Siete Reinos es tener claro con qué familia posicionarse, cuáles siguen tus normas, cuáles pagan tus deudas. Si te posicionas con los Lannister, tienes poder. Eres odiado por regla general porque es inevitable tener a un Joffrey en tus filas, una Cercei poderosa y un Twyn que mueve de forma estratégica las piezas del ajedrez. Si eres Stark , puedes tener al pueblo de cara, no buscas el poder, sino justicia, y es posible que tu familia acabe tan mermada y dispersa que no sirva para reinar ni para aconsejar. Si eres un Baratheon, es posible que a veces consigas lo que quieres con buen talante, pero eres tan vulnerable que una copa de vino mal tomada puede ser tu perdición. Y claro, tus familiares fanáticos son capaces de cualquier cosa para conseguir el trono redentor.
¿Y si eres un Targaryen? Puedes reinar, ser desterrado, luchar por volver a reinar y tener a tu lado a un pueblo liberado y a tres dragones salvajes. Menudo dilema para el Rey. El de España, claro. Si uno se pone en su piel, seguramente quiera un poco de lo mejor de cada casa para ponerlo en práctica en esta España: pagar siempre sus deudas, ejercer con justicia, disponer de buen talante y liberar pueblos esclavos que apoyen su causa sin discusión. Y está claro, de todo Juego de tronos, Tyrion Lannister es la solución.
Segundo paso: paralelismos políticos (por Eneko Ruiz Jiménez)
El arco histórico de Poniente y España comparten rasgos aparentemente obvios, pero también es cierto que los paralelismos podrían darse con la tradición política de cualquier otro país, si las similitudes se saben buscar y puntualizar. La historia de Juego de tronos beneficia a Pablo Iglesias, que desde su perspectiva sale ganando contra ese régimen antiguo machacado una y otra vez. Ser rey en Desembarco del Rey no es buena idea. No duran demasiado.
El relato no es ajeno, sin embargo, a nada que no se haya contado antes. Si se busca leer o verJuego de Tronos con ánimo didáctico, más allá del puro entretenimiento, el Rey, y cualquier otro monarca y líder político, harían bien antes en aprender de la británica guerra de las rosas en la que se basó George R.R. Martin para escribir su novela. La historia, al fin y al cabo, es cíclica y no deja de repetirse en el tiempo.
Tercer paso: forjar alianzas (por Miguel Ángel Medina)
“Juego de tronos […] puede servir para entender la crisis política que vive nuestro país”, ha explicado Pablo Iglesias, que regaló la serie a Felipe VI. Si en algo se parecen ambos mundos, el monarca debería aprender que no hay que cabrear a los aliados del norte, porque entonces se te sublevan; que hay que forjar alianzas poderosas con representantes de todos los reinos y que un rey jubilado sigue ejerciendo el poder en la sombra a no ser que su hijo le demuestre quién manda. Los vericuetos del poder zizaguean y quien hoy es tu enemigo mañana puede ser tu soporte. Así que no hay que minusvalorar a los novatos de pelo largo que reclaman para sí el Trono de Hierro, porque pueden acabar sirviendo tu cabeza en una estaca. Mucho mejor darles la mano y aceptarle los regalos. Menos el vino.
Cuarto paso: vigila tu espalda... y tu cabeza (por Manuel Morales)
Lo más evidente que podría aprender el rey Felipe VI de la serie de HBO es a no confiar en nadie, ni en la familia. Los Stark han sido fieles en ese aspecto, y así les va, por ahora. Sin embargo, los Lannister son el mejor ejemplo de que quien bien te quiere, te hará llorar. Otra enseñanza es que un aparentemente amigo o aliado puede apuñalarte por la espalda en cualquier momento, como quedó sobradamente demostrado en La boda roja. Además, para saber que la vida da muchas vueltas, no hace falta ni empezar a ver la architarareada sintonía de la serie: hoy se es plebeyo y mañana te coronan; hoy duermes en sábanas de seda y la noche siguiente tienes que defecar en un cajón con agujeros, como el pobre Tyrion. Lo más inquietante de esta serie, quizás, para el rey Felipe VI es constatar que ya seas un buen rey o un tirano, puedes acabar igualmente con la cabeza atravesada por una pica. El destino está en manos de George R. R. Martin, que no sabemos si es muy monárquico.
Quinto paso: ...y no te fíes ni de los que te traen regalos (por Bernardo Marín)
El Rey también puede aprender de Juego de tronos a no fiarse de quienes le traen regalos. En el primer capítulo de la tercera temporada, una niña de apariencia inocente le regala a Daenerys una bola de madera que contiene una mantícora, especie de escorpión con cabeza humana, que está a punto de picarle. En la cuarta temporada, Dontos le regala a Sansa un collar con piedras púrpuras, una de las cuales contiene un poderoso veneno. La joya convierte a la joven Stark en cómplice involuntaria del asesinato de su antiguo prometido, el rey Joffrey. Ya lo dijeron los clásicos. “Timeo danaos et dona ferentes [temo a los griegos hasta cuando traen regalos]”, advertía profético un sacerdote troyano en La Eneida al ver el caballo que les habían dejado sus enemigos. Juego de tronos enseña que no es que no haya que fiarse de los presentes de los griegos, es que no hay que fiarse de los de nadie. Aunque sea un pack con las cuatro primeras temporadas de una serie de televisión.
Frases para el buen gobierno
Varys representa el idealismo por un reino en paz, tranquilo, bien gobernado por quien debe gobernarlo (eso sí, utiliza espías y no tiene miramientos). Estas frases le definen y bien podrían estar de actualidad en estos días:
"Cualquier tonto con un poco de suerte puede encontrarse en una posición de poder al nacer. Pero ganártelo por ti mismo, eso requiere trabajo".
"Hemos crecido tan acostumbrados al horror que hemos asumido que no hay otro modo".
"Paz. Prosperidad. Una tierra donde los poderosos no se aprovechen de los débiles".
"No creo en salvadores. Creo que hombres con talento tienen una parte que jugar en la guerra venidera".
"Movámonos deprisa. Esto ya no es un juego de dos jugadores".
"Dadas las circunstancias, creo que medidas extremas son necesarias".
"El poder reside donde los hombres creen que reside. Es un truco. Una sombra en la pared. Y un hombre muy pequeño puede proyectar una sombra muy larga".
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