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EL RINCÓN

“Los alemanes bailando son muy cuadrados”

Laura Fernández y Daniel Orellana son dos tangueros muy clásicos en Berlín, ciudad de vanguardias. Y denuncian que se estén ignorando los gustos del espectador medio

Luis Doncel
Los bailarines y coreógrafos Daniel Orellana y Laura Fernández, en Berlín.
Los bailarines y coreógrafos Daniel Orellana y Laura Fernández, en Berlín.Júlia Soler

Se les puede clasificar de muchas formas, pero Laura Fernández y Daniel Orellana no son unos modernos. A esta pareja de bailarines y coreógrafos les apasiona la danza clásica, el baile español, el tango, el flamenco y muchas otras disciplinas. Pero estos estilos son a veces difíciles de encajar con los gustos de la ciudad en la que viven desde hace más de una década. “En Berlín es imposible conseguir una subvención para espectáculos como el nuestro”, protesta Fernández desde su estudio, situado en la frontera entre los barrios de Schöneberg y Tiergarten.

“Aquí a veces se olvidan del gusto del espectador medio, que simplemente quiere ver algo estético. Hay que atender a todos los públicos; porque mi madre no quiere ir a una obra en la que dos bailarines desnudos beben sangre. No se dan oportunidades a la gente joven que quiere hacer cosas más tradicionales”, continúa. El desparpajo que esta cántabra despliega durante toda la entrevista solo se ve interrumpido periódicamente por el ruido del metro que pasa por encima de la sala en la que charlan ella y su compañero.

Quizás este desencuentro con las vanguardias explica la emoción de esta pareja de españoles, ambos de 36 años, que se conoció en el Conservatorio de Danza de Londres a finales de los años noventa ante su estreno en la Komische Oper de Berlín, una de las cuatro óperas con las que cuenta la capital alemana. Fernández y Orellana bailan el 20 y el 22 de abril en María de Buenos Aires, la única ópera que escribió Astor Piazzolla, el hombre que revolucionó el tango en la segunda mitad del siglo XX con el argumento de que “si todo ha cambiado, también debe cambiar la música de Buenos Aires”.

Esta no es la primera incursión del dúo en los grandes templos de la música de Berlín. El salto ya lo dieron hace un par de años con su colaboración con los 12 chelistas de la Filarmónica, con los que este año irán de gira. Hace más de 40 años que una docena de músicos de la orquesta más famosa del mundo montaron un grupo independiente con el que tocan el chelo en Berlín o en cualquier parte del mundo.

¿Cómo lograron trabajar con la Filarmónica? “Nada más empezar nos dijeron: ‘Para estar aquí hay que tener los nervios de acero, porque no tenemos tiempo para ensayar’. Y así lo hicimos”, asegura Fernández. Más tarde llegó la ópera Clivia, su primera colaboración con la Komische Oper. “Nos presentamos a una audición en la que había 200 o 300 personas para 12 puestos de bailarines”, recuerda Orellana, la parte tímida y modesta de la pareja. “Tampoco tenían tiempo para ensayar, y les dijimos que nosotros aprendíamos rápido. Les sugerimos incluir unas castañuelas… y al final les convencimos. Lo que tenemos nosotros es que le echamos mucha cara”, añade su compañera y socia.

Además de bailarines y coreógrafos, la cántabra y el andaluz son empresarios. Hace siete años crearon una productora de baile con la que montan espectáculos. En las giras por Alemania, Francia, Italia y España solo participan bailarines españoles. ¿Por qué este requisito? “Primero, porque hay muchos españoles en paro que son bailarines muy versátiles, con muy buena formación. Y también porque los alemanes bailando son… pues… como son en la vida real… muy cuadrados. ¿Entiendes?”, dice Fernández entre risas, sin terminar lo que de verdad quiere decir. Ante las dudas que quedan tras su explicación, coge a su compañero para mostrar en la práctica cómo hacen ellos un determinado movimiento… y cómo lo haría un alemán. Duda despejada.

Estrenada en 1968 con música de Piazzolla y libreto de Horacio Ferrer, la operita que presenta la Komische Oper es una declaración de amor al tango y a Buenos Aires. “Debemos tener cuidado y no hacer un espectáculo muy acrobático, porque la protagonista es la música. De hecho, al principio estaba pensado como concierto sin baile, pero convencimos al director de que iba a funcionar mejor así”, explica Orellana.

¿Son antes bailarines o coreógrafos? “Me daría pena responder que coreógrafa, porque eso supondría que ya habría empezado a retirarme del baile. Por ahora me siento las dos cosas”, dice ella. ¿Cuánto dura la carrera de una bailarina? “Tengo suerte porque en el tango puede alargarse más. Mi idea es seguir hasta los 50, pero con dignidad. No con los programas de televisión en los que participas a los 25 años y que hoy no haría ni de broma”, concluye.

Cuestión de gustos

1. ¿En qué obra se quedarían a vivir? Sueño de una noche de verano (Shakespeare).

2. ¿A qué artista de todos los tiempos invitarían a cenar? A Ismael Serrano.

3. ¿Cuál ha sido el mejor momento de su vida como creadores? El actual: estamos bailando y coreografiando en los mejores escenarios del mundo.

4. ¿Qué obra no pudieron terminar? En diversas ocasiones hemos ido a espectáculos y no nos hemos quedado a la segunda parte… Mejor no mencionarlos.

5. ¿Qué hicieron el último fin de semana? El sábado, ensayar nuestro próximo estreno, María de Buenos Aires; por la tarde, ir al gimnasio, y por la noche, cenar algo rico que cocinó Dani y ver una película. El domingo, igual, a excepción de que le tocó a Laura cocinar.

6. ¿Qué está socialmente sobrevalorado? Laura: Starbucks. Dani: el fútbol.

7. ¿A quién darían el próximo Goya? Le habríamos dado el de 2012 a Carmina Barrios por Carmina o revienta.

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Sobre la firma

Luis Doncel
Es jefe de sección de Internacional. Antes fue jefe de sección de Economía y corresponsal en Berlín y Bruselas. Desde 2007 ha cubierto la crisis inmobiliaria y del euro, el rescate a España y los efectos en Alemania de la crisis migratoria de 2015, además de eventos internacionales como tres elecciones alemanas o reuniones del FMI y el BCE.

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