Las cenizas de Lorena Rojas serán esparcidas en el mar

Lorena Rojas, de 44 años, no quería un funeral. Eso dicen sus amigos. En sus últimas entrevistas no teme en hablar del cáncer que la persiguió durante los últimos seis años de su vida. “Estoy en un tratamiento, tengo que durar con él”. “No tengo ningún miedo”. “Si uno tiene que aprender a base de tropiezos, pues que vengan. Gana no el que pega más duro sino el que aguanta más golpes”. Sus perfiles en redes sociales abundan en buenos deseos, fotografías de su hija Luciana, adoptada en 2013, y un último tuit, escrito el día de su cumpleaños, seis antes de su muerte. Las cenizas de la actriz mexicana, fallecida este lunes en Miami, serán esparcidas en el mar.

Rojas había hecho de su bandera la lucha contra el cáncer de seno, que se negó a dejarla pese a su juventud y terminó por hacer metástasis primero en los huesos y más tarde en el hígado. La actriz se convirtió en embajadora de la organización del ciclista estadounidense Lance Armstrong, Livestrong, que se dedica a la lucha contra el cáncer y que mostró este miércoles sus condolencias. “Era una gran amiga y un gran apoyo”. La propia actriz había dicho que las memorias de Armstrong la habían animado cuando atravesaba lo más duro de su enfermedad.

La comunidad artística en México e hispana en Estados Unidos se unió en mensajes de condolencia para la familia de la actriz, que ha pedido máxima privacidad en estos momentos. Rojas había comenzado su carrera en telenovelas en el gigante mediático Televisa, pero también fue una de las primeras actrices en emigrar hacia la primera cadena privada que compitió contra el consorcio, TV Azteca, en los años noventa. Se atrevió entonces a participar en producciones como un melodrama dedicado a un sacerdote enamorado de su media hermana, Tentaciones, una producción tan atrevida que la transmisión fue cancelada en solo dos semanas.

A pocos días de haber adoptado a su hija Luciana, que halló tras una larga búsqueda que primero emprendió en México y que finalmente terminó en EE UU, Rojas explicaba a la cadena Univisión: “Cuando yo la estaba abrazando [a Luciana] sabía que venía la mejor etapa de mi vida. Estoy tan agradecida con ella, con la vida, con su mamá biológica”. Mencionaba también las dificultades a las que se había enfrentado en el proceso de adopción: “Las madres adoptivas no vemos doctores, más bien vemos abogados”. La entrevista transcurre entre risas y discusión de sus proyectos. El último de ellos: un disco de canciones para niños, Hijos del sol, que promocionó hasta pocas semanas antes de su muerte. “Ahora sí sé lo que es estar enamorada”, decía de su cría. La niña ha quedado bajo el cuidado de su hermana, la también actriz y presentadora Mayra Rojas, y de su pareja, el español Jorge Monge, tal y como ella lo deseaba.