La vida antes de ‘Breaking Bad’
La serie ‘Better Call Saul’ viaja al pasado del abogado Saul Goodman
El último episodio de Breaking Bad se lo llevó todo. En Estados Unidos, 10,3 millones de fieles se apuntaron a la cita, 3,7 millones por encima de la media de espectadores que ya seguían el descenso a los infiernos de Walter White. Poco antes, la serie recogió el Emmy como mejor drama y en las redes sociales el último episodio generó 1,24 millones de tuits mientras que en Facebook provocó 5,5 millones de interacciones por parte de 3 millones de usuarios. Estas cifras dan una idea de la cantidad de telespectadores que se quedaron con mono tras el final de esta ficción televisiva que creó la mente de Vince Gilligan. Menos mal que a este guionista y showrunner le gusta tirarse al vacío porque incluso antes de poner punto y final a Breaking Bad anunció su doble salto mortal comprometiéndose —junto al guionista Peter Gould— a un spin off, una continuación de la serie, pero esta vez centrado en otro de sus personajes más queridos, el abogado Saul Goodman.
“A mí me lo comentó en el pasillo durante mi segunda temporada, la tercera de la serie. ‘¿Qué te parecería hacer un spin off de tu personaje? Es tan exagerado que veo una serie”, recuerda ahora un Bob Odenkirk menos histriónico que Saul pero igual de charlatán. Al actor le pareció que le había tocado la lotería. “¿Un protagónico como este para un cincuentón? El mejor regalo de mi vida”, admite un histórico de la comedia estadounidense con 52 años, alguien al que no le gusta que le definan por un solo género. Un perfecto intérprete imperfecto, según Gilligan.
Bob Odenkirk vuelve a dar vida al letrado parlanchín y chanchullero
El regalo llegó en forma de broma porque, desde su primer día en Breaking Bad, a su personaje le acompañó el sanbenito de “tendrían que hacerte una serie”. Fue una broma continua en el plató o en la sala de guionistas. Una broma irónica cuando la primera pregunta que hizo Odenkirk en el set de Breaking Bad fue “¿cuándo matáis a mi personaje?”, sin dejar claro si le preocupaba su empleo o no le apetecía ir a la desértica Albuquerque (EE UU) donde era el rodaje.
El que ya se conociera de antemano que habría una serie centrada en este personaje no destripaba a los seguidores de Breaking Bad nada sobre el destino final de Saul, ya que Better Call Saul (que este lunes llega a España gracias a Movistar Series) se centra en los años previos al principio de la ficción original, cuando todavía ni se llamaba Saul Goodman sino Jimmy McGill. Y Odenkirk ha vuelto a Albuquerque, a los mismos sets, al mismo equipo. “La diferencia es que ahora soy el primero en la hoja de rodaje”, se enorgullece. Ha vuelto para interpretar a un personaje que es el mismo pero, como dice Gilligan, el público podrá conocer sin necesidad de haber visto Breaking Bad. “Es el mejor piropo que me pueden echar”, comenta el actor.
De todos modos las conexiones existen. Gilligan ha insinuado que está abierto a ofrecer el tipo de vínculos que los seguidores de Breaking Bad quieren ver. ¿Aparecerá Walter White? Nadie quiere chafar la posible sorpresa. “Sólo te puedo decir que los amantes de la serie se alegrarán de encontrar guiños escritos pensando en ellos”, anticipa Odenkirk. Por ejemplo, de dónde viene el gusto de Saul por las corbatas llamativas. O su labia. Además de esos momentos de tensión que tan bien definían el ritmo de Breaking Bad. De ahí que el actor describa su nueva serie como 85 por ciento, drama, y 15 por ciento, comedia. “Porque como actor me tomo mi trabajo muy en serio y los que me marcan son los momentos de tensión, pero al público le gusta el personaje porque es divertido. El mejor ejemplo de lo entretenido que puede llegar a ser ver sufrir a alguien”.
Bob Odenkirk no se ríe del mal ajeno. En su cabeza tiene a Robert Evans, uno de los productores más respetados del antiguo Hollywood, el hombre detrás de clásicos como El padrino, Love Story y Chinatown, como inspiración de Saul. Alguien capaz de vender humo a las piedras. Y de hacerlo con un diálogo incesante para el que se tiene que memorizar hasta cinco páginas y media de monólogo. “Pero no interfiero con lo que está escrito porque quiero ser ese tipo en ese momento. El reto es hacer mías esas palabras y no otras. Si metiera mano buscaría una forma más fácil de decir todo eso pero no sería Saul. No estarías llamando a Saul. Estarías llamando a Bob. Y no es lo mismo”.
Segundas partes que son buenas
La desconfianza es lógica cuando se trata de segundas partes, spin off o como se quiera llamar al hecho de sacar más jugo a una serie. Las hay con éxito, como Frasier, salida de la barra de Cheers, o rotundos fracasos como Joey, intento de alargar la sombra de Friends. El futuro de Better Call Saul (renovada ya para una segunda temporada) está por ver. Pero su desarrollo no estuvo siempre tan claro como cuenta el actor Bob Odenkirk. Una cosa fue la decisión de hacer un spin offy otra, qué tono darle. "Se nos ocurrió de todo. Hacer una comedia de media hora donde Saul se enfrentara cada semana a personajes a cuál más increíble", indica Odenkirk de una de las sugerencias. También hubo una versión con episodios autoconclusivos, una serie más detectivesca.
La realidad es que su personaje siempre fue divertido pero "porque se sentía como una bocanada de aire fresco en esa habitación cerrada y sofocante" que era Breaking Bad. Y ni Vince Gilligan ni Peter Gould, creador del personaje de Saul, se sentían cómodos escribiendo comedia. De ahí este híbrido, un producto, como explica Odenkirk, perfecto para esta nueva era de la televisión.
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