Les Revenants
Centrada en el universo zombi, habla de siete personajes centrales que regresan al mundo de los vivos después de haber sido dados por muertos
En su última novela, Le Royaume, el escritor francés Emmanuel Carrère arranca con un episodio frustrante. Embarcado en el proyecto de escribir una serie de televisión, se reconoce superado por las discusiones con unos jóvenes ejecutivos de la cadena y abandona el proyecto por disensiones en la línea que seguir. De ahí, parte hacia una búsqueda personal ya habitual en sus novelas, plagadas de referencias personales, crisis y hallazgos que lo han convertido en uno de los escritores europeos más respetados y seguidos. La serie de televisión se titula Les Revenants y Carrère aparece como guionista en los primeros cinco episodios, junto a Fabrice Gobert, el director de la serie. El proyecto nació inspirado en la película del mismo título firmada por Robin Campillo hace diez años y que colocó a este director francés de origen marroquí en el mapa del cine internacional.
Estrenada con un éxito notable en su país, en Inglaterra y Estados Unidos, Les Revenants ha recibido elogios, premios y, antes de que se estrene su segunda temporada, ya se ha anunciado su adaptación estadounidense. Centrada en el universo zombi, la propuesta argumental habla de siete personajes centrales que regresan al mundo de los vivos después de haber sido dados por muertos. Reaparecen, o mejor dicho regresan, como apunta el título, con el mismo aspecto con el que se fueron y sin que sean conscientes de lo que ha ocurrido. Pero más allá de reivindicar su reingreso en el mundo están abocados a resolver el enigma de una serie de asesinatos producidos en una población de montaña muy bien fotografiada por Patrick Blossier.
Bien lejana de la cansina violencia de The Walking Dead, la propuesta francesa está más centrada en los personajes. En una de esas curiosas piruetas de la industria audiovisual europea, es más que probable que disfrutemos de la versión norteamericana sin antes haber sido alcanzados por la onda expansiva del éxito en el país vecino. Más inspirada por el Tomas Alfredson de la película Morse que por la imaginería zombi de George A. Romero, la presencia de Carrère apunta hacia cierta inclinación bíblica, enlazando ese territorio trascendente y místico poblado también por muertos vivientes con los materiales del entretenimiento popular.
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