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“Me dejo la vida en contar historias”

Adriana Ozores se sube por primera vez al escenario del Teatro de La Abadía La actriz representa 'Petit Pierre', un poema escénico sobre la belleza de lo imperfecto

Rut de las Heras Bretín
Adriana Ozores, en el patio de butacas del Teatro de La Abadía (Madrid).
Adriana Ozores, en el patio de butacas del Teatro de La Abadía (Madrid). Samuel Sánchez

Cuando Adriana Ozores (Madrid, 1959) se encuentra con proyectos como Petit Pierre, dice que piensa entusiasmada: "¡Ah, gracias, esta es mi profesión!". La actriz valora cuando se parte de lo básico, de lo más puro: una historia que contar, sin más artificios. En el caso de esta pieza, la define como un trabajo artesano, hecho poco a poco, en el que prevalece el relato por encima de otros factores. Y ella, Ozores, no necesita un espacio, un lugar físico, le basta con su interior: "Puede ser igual de inspirador un libro, una conversación o ir en el autobús. Para mí son evocadoras las relaciones con la gente, mis vivencias".

Ozores está agradecida de que la compañía Bambalina y el director, Carles Alfaro, la invitaran a contar la particular historia del francés Pierre Avezard (1909-1992). Nacido con malformaciones, el verdadero Pierre decidió escapar a un bosque y allí pasó más de cuatro décadas construyendo y ampliando un carrusel. Ozores matiza que no se trata de una biografía; al director lo que le interesaba es el Pierre que hay dentro de cada uno, sacar a ese personaje. La actriz explica que ha sido una ardua tarea de reconstrucción del texto de Suzanne Lebeau, un profundo trabajo en equipo con el director y su compañero en el escenario Jaume Policarpo (encargado de la traducción y del espacio escénico). Juntos han elaborado un análisis del original, pero sin apartarse de él: "La historia es tan conmovedora, tan tierna… tiene tanta grandeza que te lleva”. Es la primera vez que llega a ese punto de conexión con otro actor. "Hemos trabajado como si fuéramos siameses". Son dos seres complementarios, uno no existe sin el otro: Policarpo tiene el don de lo manual; Ozores, el de la palabra como transmisora de emociones. Es casi un monólogo, su compañero solo dice cuatro o cinco frases.

Petit Pierre. Documental de Emmanuel Clot.

Si se acepta como monólogo, esta sería la primera vez que la actriz madrileña se enfrenta a un texto de este tipo. Y está feliz porque llevar el peso casi total de las palabras le permite hacer evolucionar el personaje sin depender de nadie. Siente que este Pierre de alguna manera la ha atravesado. Esta es también su primera vez en el Teatro de La Abadía —que esta temporada cumple 20 años en la cartelera madrileña—: "Tenía ganas, me hace ilusión porque es un símbolo de esos teatros pequeños y además no deja de ser un lugar sagrado [hace referencia a que antes fue una iglesia]". Ozores critica los grandes aparatos, los grandes egos, los grandes espacios que separan al actor del espectador; considera que todo eso es lo opuesto a la cultura de primeros planos en la que vivimos, y de la que no hay escapatoria. Le gusta que se reduzcan los espacios: "El actor hace un esfuerzo falso para transmitir sensaciones a un espectador que está a no sé cuántos metros. Por fin nos estamos dando cuenta de que para emocionar no hace falta un gran producto lleno de fuegos de artificio, lo que tiene que sobresalir es la historia".

No es una obra
teatral al uso,
es un poema escénico

En el escenario está montada la recreación del carrusel de Pierre, el gran tiovivo, y su pequeña historia personal se entremezcla con la gran historia del siglo XX que le tocó vivir. El artefacto, la repetición, el movimiento, la música, la iluminación crean la atmósfera, pero Ozores insiste en que no es un espacio fijo, "no hay tiempo ni lugar, no es necesario materializarlo". Comenta cómo en un principio la escenografía les arrastraba. Es un "aparato" imponente en mitad de las tablas, imperfectamente bello, con movimientos repetitivos, construido con cachivaches: una noria que es una rueda de bicicleta, unas vacas cuyas ubres son globos. Suena renqueante, la máquina respira con dificultad, se puede estropear en mitad de la función, de ahí su grandeza. Esta no es una historia que se narra, se vive.

La actriz cuenta con cierta lástima que, tras un año girando con el carrusel y Petit Pierre, pararán la maquinaria este otoño. Su próximo proyecto será otra vivencia. Se considera una actriz con suerte por la continuidad laboral que tiene. Antes de que acabe septiembre empezará Rabia, una serie con Telecinco. La televisión es otro mundo. Apesadumbrada, afirma que tiene un componente de producción del que nadie se puede zafar, “es un producto que hay que vender, se piden resultados muy rápidos, todo es fugaz”. Pero no pierde de vista que precisamente por eso, porque hay que poner los productos en el mercado, cada vez se trabajan más, se hacen mejores y… "de repente, te encuentras con series donde el elemento principal es la historia, que ya no es esclava de nadie; ahí, en contar esa historia, es donde yo me dejo la vida".

Petit Pierre. Texto de Suzanne Lebeau. Dirección: Carles Alfaro. Intérpretes: Jaume Policarpo y Adriana Ozores. Teatro de La Abadía. Fernández de los Ríos, 42. Madrid. Hasta el 28 de septiembre.

Cuestión de gustos

1. ¿En qué obra te quedarías a vivir? En cualquier disco de J. J. Cale.

2. ¿A qué autor de todos los tiempos invitarías a cenar? Difícil... No querría llevarme una decepción. A Suzanne Lebeau, porque el mundo que cuenta está cerca del que me interesa. Pero a veces es mejor librarse de conocer a nuestros autores favoritos.

3. ¿Cuál ha sido el mejor momento de tu vida como actriz? Catalina en Manolito Gafotas.

4. ¿Qué encargo no aceptarías jamás? Las veces que he dicho no ha sido porque no me he visto identificada con el proyecto.

5. ¿Qué libro o película no pudiste terminar? Cualquier película de terror, como El resplandor, porque me las creo, me entrego a la historia.

6. ¿Qué hiciste el último fin de semana? El último fin de semana estuve pintando. Hasta ahora no había visto Avatar, de James Cameron, y me ha gustado.

7. ¿Qué está socialmente sobrevalorado? ¿Además del dinero? El dato.

8. ¿A quién darías el próximo premio…? A Sergio Peris Mencheta, me parece un genio.

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